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domingo, 10 de junio de 2012

Divagaciones desde la viñeta

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¿El sujeto sin darse cuenta terminó encerrándose a si mismo en las estructuras que inventó o siempre lo estuvo sólo que no lo quería notar usando al idealismo como artimaña para negar toda dependencia con lo material y lo mundano o simplemente el hombre quiso y ha querido desde siempre sentirse así de constreñido (así de real) para desde allí volver a desear su libertad (su solipsismo irreal) en una eterna dialéctica sin sentido? Bla, bla, bla...


...

¿Encontraría a la Sociedad? ¿Y si mejor intentamos comprenderla desde lo a-social? Anda a saber tú si terminamos por encontrarnos con ella de chiripazo, en algún café, en alguna plaza, en algún solipsismo. Quizás nunca anduvimos buscándola, quizás nunca lo quisimos hacer, quizás  sabíamos que siempre andábamos para encontrarnos sencillamente. "Así, paradójicamente, el colmo de la soledad conducía al colmo del gregarismo, a la gran ilusión de la compañía ajena, al hombre solo en la sala de los espejos y ecos" (Julio Cortázar). Después de todo, Soledad y Sociedad empiezan y terminan de la misma forma.

domingo, 23 de enero de 2011

¿Acaso usted esta pensando en la inmortalidad del Cangrejo?

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Más conciencia, más mortales. ¿Le temes a la muerte? Deberías agradecerle, ya que por ella temes, sonríes y vives. ¿Deseas ser inmortal? Pues olvídate de quien eres, de dónde vienes y hacia dónde quieres ir, en fin, de que tienes algún fin, ya sea teleológico como temporal y material. Olvídate hasta de olvidar. Sumérgete en la nada suprema, en la a-conciencia, para desconectarte de una vez por toda de la realidad. Pues la realidad no existe a los ojos del inmortal, un Dios no puede soñar. Date cuenta que el hombre sólo crea apariencias, las interpreta y las transforma en mascaras; actúa con ellas y (sobre) vive en este escenario logrando a ratos escaparse de sí para ser un humilde espectador, fundido en lo incomprensible, en lo barbárico, en lo ininteligible. Después de todo, somos dioses para las hormigas y como no conocemos a una hormiga filosofa nos dedicamos a matarlas. La muerte nos da la conciencia o mejor dicho, la conciencia nos da la muerte, envuelta en pañales desde que nacemos, crece a nuestro lado hasta que en el momento oportuno o inesperado para alguno, ¡Zas! De un golpe nos lleva. ¿Qué sentido tiene querer ser inmortal, si cuando lo seamos ya no podremos ser conscientes de nuestra inmortalidad? No, ya no quiero serlo, quiero ser la mierda de actor que he sido siempre de esta mierda de obra teatral, quiero ser insustituible, un infinito dentro de un cuerpo finito, una dulce contradicción. Todo se reduce a la misma aporía. La condición óntica-ontológica es la madre de todas las dictaduras. Ya no quiero respuestas, sólo quiero maravillarme con la gran pregunta que el cangrejo nunca ha concebido. 

viernes, 10 de diciembre de 2010

Razonamientos sin sentido

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El lenguaje no lo debiésemos concebir como una imagen de algo, sino como la apariencia, según nosotros, de ese algo. ¿Pero qué sucede con todas esas palabras que no remite y precisamente su intención es no remitir a nada? Bueno si para existir conocimiento tiene que haber duda, pues para existir lenguaje debe existir lo indecible, y justamente el lenguaje versa sobre ello. Para que se defina ese prado iluminado debemos postular lo oscuro del mismo. Por lo que el sin sentido es la apariencia de aquello incognoscible o inexistente. ¿Por qué existe algo y no más bien nada? Porque la nada no existe.
Cuando asumimos que hay cuarto vacío debemos situarnos fuera del cuarto ya que si estuviésemos dentro de él ya no estaría vacío, pero al situarnos fuera de este ya perdemos toda objetividad de conocer la realidad. Lo mismo sucede con el pensamiento. Para conocer el lenguaje del perro debemos salir de nuestro mundo creado como humanos pero al salir de este ya no podemos manifestarlo desde nuestro lenguaje por lo que convierte todo el acto en una contradicción. El destino de la razón es acabar en la sin razón. La vela de Descartes, en sí misma no es vela, es y si no fuese no la pudiésemos presentárnosla a nosotros mismos bajo la apariencia de una vela. Este mundo que lo capturamos muy caótico, tratamos de resumirlo en conductas, en lineas y contornos repetitivos y evidentes pero no dejan de ser apariencias que nosotros queremos, ya sea conscientemente o inconscientemente, que sean. Si se trata de lo que no podemos hablar, es mejor quedarse callados se le imputa a un escéptico pero el punto esta en que si dejamos de hablar de ello, no solo nos olvidaremos de eso, sino que también aquello deja de aparecernos no por voluntad propia sino nuestra. Entonces la filosofía que es el estudio del saber y por ende de lo que no puede ser conocido, es un intento sin sentido desde el principio, imposible de cumplir su objetivo precisamente porque se funda en que existe la imposibilidad, dicho de otro modo, parte del supuesto de que existe la nada pero a la vez busca algo en ella. Es como si nos encontrásemos armando un enorme puzzle en donde todas las piezas son iguales de tamaño, forma y color; con la fija idea de que debe existir un orden de las piezas, o aún más simple, de que tienen que unirse para conformar algo. La triste realidad nos enseña que no hay tal cosa, que no hay una forma de armar el rompecabezas ni tampoco ninguna, que no hay buenos ni malos caminos, que no existe el bien o el mal. No hablo de relativismos, eso sería caer en lo mismo. Digo que de haber algo detrás de estas palabras el que ustedes las entiendan o no resulta irrelevante, por lo que lo que yo desee con ellas no cambian en nada la situación. La nada no existe, estoy determinando a "la nada" cualitativamente pero precisamente descartándola de la cualidad más determinante de todas, existir, develarse. El lenguaje si lo llevamos al teatro son esas mascaras, esas apariencias que se intercambian, se moldean y se relacionan. La nada no existe en el teatro así como en todo. No hay algo más allá de apariencias que ven los ojos humanos. Y gracias a que no hay algo imposible de aparentar, gracias a que todo puede ser "conocido" es que siempre existirá la duda. Gracias a la inexistencia es que existimos. No se trata de un limite sino de un contorno que es interpretable, de no haber tal contorno no podríamos distinguir ni lo mas mínimo. No existe la nada, no existe lo incognoscible... no digo con esto que todo sea conocible o que todo es. Trato de decir que cuando mencione la pregunta ¿por qué existe algo y no más bien nada? quería preguntar más hondamente ¿cómo podría existir la nada? llegando a la conclusión de que no puede haber ninguna manera por lo que llegamos a la respuesta de la primera pregunta: porque no puede no existir algo. La nada, lo único que no se encuentra determinado, puede y efectivamente debiese no existir. Y algo no puede ser nada. Siento que me contradigo ferozmente. Como dije antes, la razón sólo acaba en la sin razón. no existe un orden dado que no existe la nada.  No hay una determinada posición para cada pieza del puzzle ni tampoco ninguna posición, ambas opciones son absolutas y lo absoluto no existe en la realidad. Me canse, juzgue usted.

lunes, 8 de noviembre de 2010

La razón tiende a la contradicción.

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¡Somos libres!
Pero por tiempo limitado.
Qué hacer entonces,si la libertad no me dice que hacer, si la libertad no es más que la obligación a escoger,
¡Razonemos!
Inventemos teorías, morales y éticas, que nos hagan creer ser algo más, que el tiempo no se va acabar, que seguirán girando las manecillas a tiempos remotos y felices, apasionémonos con la idea, la idea nos apasiona, tanto que se vuelve natural, como sabia de árbol, que nos baña, nos mima y nos domina, la idea se hace estructura y la estructura se hace coacción.
¡Rayos ya no somos libres!
Acabemos con lo sagrado, lo más alto, la religión; acabemos con lo calculado, aquel buho con corbata, ese Estado, fiel controlador; acabemos con lo indeterminado, el no-yo, la efímera alteridad que me hace temblar y pensar que puedo errar.
Sacrifiquemos lo no-humano, partamos del supuesto que el hombre produciese algo así,
creamos que matamos corderos, vacas y no-hombres; tan sólo un momento, es imperioso eliminar lo imperioso.

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¡Soy libre!
¡Somos libres!
Pero por tiempo limitado.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Sobre la muerte, el suicidio y la libertad de voluntad

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Si buscamos la condición del hombre por medio de lo que puede hacer y no hacer, la historia ha demostrado que tiene un ilimitado campo de acción a excepción de algunas restricciones. Al igual que en las funciones para determinar su respectivo recorrido,  primero debemos conocer el dominio de la función y restringirlo a su mínima y real forma de expresión, con el hombre si utilizáramos la misma metodología notaremos que existen dos grandes restricciones  por naturaleza: por un lado, la de otorgarse la vida por sí mismo, y la de ser inmortal o de no morir.
La función del hombre, para ridiculizar un rato al sujeto, se vería profundamente afectada por estas restricciones  a lo largo de su existencia pues son la propia oposición a la existencia de los entes.
Y se basan en dos elementos muy relacionados entre sí que en esta ocasión quisiera hablar con particular entusiasmo que son la libertad y la muerte.
Si nos preguntamos por la muerte, se nos manifiesta con una dualidad tremenda, por un lado tenemos que la muerte es algo necesario y universal para todo ente, pero por otro lado que es algo sumamente contingente y libre en potencia. No conozco algún caso de que un pajarito o un gato se haya querido suicidar. El hombre no puede ser más libre, siempre es libre de matarse ahora en este preciso momento acabando con su existencia. Pero algo notable, como danto ontogénetico, es que en su biología no hay forma de un suicidio voluntario, por ejemplo, al intentar aguantar la respiración se cae en un desmayo que evita la muerte ya que desmayado volvemos a respirar. Tan curioso es este dato, pareciese que algún Dios detestaba el suicidio pero le encantaba vernos morir por causas ajenas a nosotros y como no si en la figura del suicidio se encuentra el propio carácter de un Dios, y con esto no estoy tratando de elevarla idea a un plano sagrado pero transforma al hombre en un sujeto de plena voluntad, tanta voluntad que es capaz de eliminar su propia existencia, la voluntad de acabar con su voluntad, increíble. Muy interesante sería investigar acerca de la razón desde el enfoque del suicidio, me parece que los animales a los que se les suele posicionar como “inferiores” no tienen una concepción del suicidio, con la idea de decidir no tener que decidir nunca más.
Pero me gustaría volver al dato ontogénetico, si el hombre esta “creado” para no matarse biológicamente, este está empujado hacia el mundo para lograrlo, conseguir un cuchillo, atarse una soga al cuello son todas interacciones con el mundo que claramente hacen ver que el hombre y el mundo son tan indisolubles hasta la muerte al menos ya que aún no conocemos que habría, si es que hubiese algo más allá. No obstante, volviendo al terreno de la muerte como tal, el mundo justamente se nos manifiesta como ajeno en cierto sentido, si nos ubicamos en el caso de morir por vejez por ejemplo encontraremos que el mundo incluso si incluimos dentro de él al propio cuerpo biológico, nunca marchita al ser del hombre, sólo se cumple la segunda restricción ontológica necesariamente, moriremos algún día, sea por nuestra voluntad o no. Y cuando me refiero a voluntad me refiero específicamente al segundo concepto que quería hablarles, de la libertad.
 Resulta interesante la frase clásica “Estamos condenados a ser libres” de Sartre, hay un sin sentido casi irónico en ella, pero si hondamos más aún en la libertad, como lo hicimos en la condición del hombre veremos que encontramos algo parecido. El hombre no fue libre de nacer o al menos no escogió existir, por lo menos es lo que sabemos en vida en caso de que salga algún religioso protestando de una libertad incluso previa a la existencia “terrenal”. Pero encontramos la misma restricción, resulta que nadie es libre de morir, quizás pueda ser libre al decidir morir pero nadie puede decidir no morir.
Por lo que recapitulando, estamos condenados a existir y morir, y mientras tanto a ser libres. La vida resulta muy efímera desde este punto de vista si es que previa a ella ya existe una obligación casi coactiva de “nacer” pero a la vez de morir en un futuro por muy libre que sea durante su vivir. Y si volvemos a alguno de los comentarios anteriores, estos tres elementos están claramente conectados. Somos libres especialmente porque podemos matarnos en cualquier minuto según nuestra voluntad (podríamos basarnos en que de un minuto a otro podríamos morir por una causa externa aún haber intentado el suicidio en el camino pero no va al caso), y al matarnos, es decir, al ejercer la máxima muestra de libertad casi divina, “acabamos” (entre comillas por lo inexacto que quizás pueda ser afirmar una cosa tal) con nuestra condena de haber nacidos, casi como en un contrato, en el que ambas partes acaban entregándolo todo. Yo tuve que nacer y ahora en consecuencia me toca morir.
Pero el hombre no acepta estas condiciones. Como he dicho en varias oportunidades, el hombre siempre intentara ser algo diferente a un hombre, como si supiera lo que es aquello. Nunca aceptara su restricciones y es bastante interesante preguntarse el por qué. Por qué el hombre vive intentando no morir, vive intentando no ser libre, vive deseando no haber nacido incluso algunos. ¿Qué consigue con ello? ¿A qué pretende llegar con ello? ¿Quizás sea un fin en sí mismo? Dentro de mi teoría de los solipsistas encontramos que el hombre crea diferentes construcciones sociales, en conjunto, con móviles muy variados a los sujetos pero si lo relacionamos con este impulso a no aceptar su condición, de ser un verdadero anarquista propiamente tal, encontraremos que todas estas construcciones obedecen a una respuesta ajena a la dada en sus restricciones. Tanto la religión (excepto las de india) como el Estado como los médicos o como los científicos hacen creer al hombre la apariencia de la eternidad, ya sea con la vida eterna o con la idea de Nación o de la “salvación biológica”. Más allá aún, si es que Hegel tuviese razón y todo se basa en cuanto esta uno dispuesto a sacrificar por ser reconocido por el otro, esto tiene una directa relación con la muerte, ya que en cierto sentido estoy cumpliendo con mi muerte esperada, de una forma un tanto planificada, con tal de ser reconocido tal como los griegos incluso de antaño buscaban como un ideal. Para evitarnos todo el horrendo problema sin respuesta concreta del solipsismo constante, nos coaccionamos, nos inventamos morales, nos oprimimos, nos quitamos libertad de voluntad para dar paso a la seguridad que nos ofrece una fe en algo más allá de lo naturalmente humano, en algo más allá del “meramente” morir. La coacción se vuelve legitima, la culpa y la discriminación social se vuelven una consecuencia lógica cuando aceptamos al otro, a la religión y al Estado como algo necesario. Situamos en el mismo terreno de la muerte a estas creaciones sociales, sin embargo, cuando estas se rebelan contra el hombre, o mejor dicho cuando el hombre se da cuenta de lo manso que fue al permitir todo esto sólo por el miedo a la muerte y el afán por perpetuarse y ser inmortal, es ahí donde reacciona y busca luchar contra ellas, eliminarlas. Pero luego el ciclo sigue, y el hombre pasa de sentirse oprimido a sentirse otra vez desamparado y solitario frente al vacío lleno de incertidumbres que genera la muerte y lo ininteligible, lo naturalmente necesario, la naturaleza desconocida como tal. El hombre no acepta esto, no puede ser un insignificante “hombre” ante tantas preguntas y vuelve a buscar respuestas sin conseguir mucho más de lo que ya había antes y vuelve a construir en conjunto enormes estructuras sociales que vienen a, aparentemente, dar solución a sus dudas y aporías, a darle estabilidad a esa pobre silueta rosada y desamparada que camina a la deriva sin recordar por qué estaba caminando ni hacía a donde iba. 

sábado, 19 de junio de 2010

La realidad dual que constituye una realidad social

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En el texto pasado hablamos sobre la dialéctica de los solipsistas y dejamos la pregunta en el tintero sobre el otro. Planteamos que tanto el Estado como Dios, entendidos como construcciones sociales y no como lo que pretenden significar vienen a ser el resultado de la comunicación entre solipsistas. Pero que sucede con el propio solipsista que ve a otro solipsista. Una gran interrogante que no me ha dejado de rondar, sobre todo al ver las atrocidades "inhumanas" de los humanos como las feroces matanzas y exterminios provocados precisamente por humanos "inhumanos" que con gran ironía nos decía Spaemann. ¿Por qué el afán de conquistarlo todo? preguntaba una amiga en clases, constatamos el hecho de que así lo desea constantemente incluso con el "otro" (de ahora en adelante cada vez que se escriba entre comillas se entenderá no por el solipsista físico y material sino al concepto que existe previo a él puramente formal e ideal tan infinitamente indeterminable he intotalizable como decía Levinas) Muchas pensadores (que ya van quedando pocos al parecer) han llegado a plantear que simplemente no vieron al otro, o que en su intento de verlo decidieron matarlo como intento de autoreconocerse en ellos o simplemente que el otro se manifiesta como un enemigo en potencia o peor aún, que esta en nuestra naturaleza ser conflictivos y querer dominar todo. Querer. 
Anteriormente hablamos de que aquella naturaleza que algunos con mucha autoridad osan definir o al menos en el ser humano es de un carácter ininteligible y que por lo tanto esa tesis la descartamos de lleno. No por un tema de que no sea posible, quizás nuestra naturaleza, nuestra ontogenesis, nuestro manual de instrucciones (tal cual como llega una lavadora a una casa) sea el de matarnos entre todos sobreviviendo los más aptos o el super-hombre de Nietzche pero verdaderamente no podemos estar nunca en la certeza de esto. Porque el hombre no se "creo" a sí mismo, es decir, no conoce de donde viene y con esto no me refiero a la respuesta que podrían dar de que venimos del mono y todas unas teorías de evolución que no responde al "de donde venimos" sino al "como llegamos hasta acá". Si se fijan, en la primera proposición se habla de un momento último y a la vez primario a todo y en la segunda habla de una situación anterior de una ya existente, desde la cual se intenta conocer a su antecesora pero aquello es imposible, porque no siempre hubo lenguaje. ¿Qué es lo que hace surgir al lenguaje y a la conciencia? Gran pregunta que se nos manifiesta de la misma manera que el "otro" de Levinas, como un deseo insatisfecho pero que se va multiplicando cada vez más a medida que más nos preguntamos. Esa naturaleza ininteligible tendrá que ver algo con con la pregunta que planteamos al principio ya que si sacamos al propio solipsista nato físico o sujeto de la propia idea o de la estructura o creación social que constituye su contorno (diferenciado de su entorno) en cierto grado independiente de él, entonces nos encontramos con la pura linea, pero no entendida como limite, sino como la silueta de ese alguien, aquella máscara que se nos muestra desde los ojos de otro solipsista. Y esa silueta o contorno resulta ser también de un carácter completamente ininteligible, resulta ser la idea de un "otro" indeterminable e infinito que sólo un yo existo es decir, desde otro solipsista, se puede crear. Me explico mejor, la verdadera significación del caracter "otro" sólo se la da un yo que se reconoce diferente de ese otro, de lo contrario, no existiría un otro sino puramente partes de un yo. El solipsista nato, o sea, aquel más básico y primario a toda persona se constituye al entender o al menos considerar la certeza del pensar (yo existo) como verdadera y eso definitivamente es algo natural y con esto no me refiero a alguna intencionalidad o sino errado que provendría de la naturaleza sino que es una condición con la que todos nos encontrados, incluso aquellos que pierden la memoria, sólo estoy manifestando tal hecho; ahora qué sentido tendrá nuevamente nos entrampa en la aporía de lo ininteligible. Entonces ¿hemos vuelto a caer en la pregunta que nos haciamos sobre el origen de la conciencia y el lenguaje? Claramente que esta pregunta es, como decíamos anteriormente, del mismo carácter que la pregunta por ese yo que aunque parezca absurdo, sin tener comunicación ni tampoco una conciencia, digamos histórica, de sí puede plantear la certeza del pensar del "yo existo" y por esto que le llamo solipsista, no por el hecho de que considere al mundo entero como una invención del yo, sino como aquel que la única certeza inicial o experiencia original que algunos le llaman es simplemente decir (sin decirlo obvio) yo y todo lo demás me parece dudoso o caotico, y justamente esto se debe a que en esta situación hipotética del comienzo, el hombre se encuentra sólo frente a la naturaleza ininteligible, incluyendo en ella a cualquier otro hombre que se le aparezca. Todo eso ajeno a su yo le da la posibilidad de la diferencia, de darse cuenta que no es controla por su yo sino que por "otros", por un Dios, por algún espíritu o algún Estado, o cualquier creación que se le quiera dar. Es decir, es con la posibilidad de distinguir la diferencia del yo (que no implica que sea conciente de ello) del no yo o de ese alter-ego cuando la comunicación y la conciencia nacen. Podrán decir que nuevamente me contradigo al tratar de dar uan respuesta a lo que antes consideraba ininteligible, pero aquí no estamos dando cátedra de como surge esa posibilidad de distinción sólo estamos tratando de plantear que es una condición necesaria para que surjan tanto la comunicación como la conciencia. Y podrá parecer completamente atrasada esta teoría, como un subjetivismo exacerbado y escéptico pero no es lo que se pretende, aquí nadie plantea que ese alter-ego depende del yo, sino que para que exista la distinción de ese "alter" tiene que haber antes un yo que se distinga a si mismo como un yo y así poder notar las diferencias con su entorno. Y no todo es yo y alter-ego, solpsista y naturaleza (cabe destacar que no porque el hecho de que la naturaleza sea ininteligible, los solipsistas sean su contrario, eso lo explicare más adelante) o contorno y entorno, sino que existe un tercer elemento que es justamente lo intermedio entre todas estas  dualidades de la realidad, que son justamente lo que tratamos de significar con las palabras "Otro", Dios, Estado, etc. que ya hemos repetido varias veces. Estas estructuras o creaciones sociales no son más que elementos con un pie en lo ininteligible y otro en lo cognoscible, dependiendo que queramos decir con ellos. Todos son conceptos que intentan caracterizar lo ininteligible, que claramente no tiene resultado en plenitud pero que nos sirven para conllevar nuestra vida. Y dependiendo de nuestra actitud frente a estas estructuras sociales ( ya que se crean habitando el lenguaje concientemente) que caemos en la resignación (o sumisión o creencia en ellas) o en la utopía (rebeldía e intento de zafarse de ellas pero que de igual forma termina creando unas nuevas). Entonces, para ir concluyendo, existe una dualidad en la realidad constante a raíz de la certeza de un solipsista del "yo sólo existo" (insisto que es una conjetura inicial, inacabada y completamente cierta frente a un mundo que se presenta como caotico) pero es cuando varios de estos solipsistas entran en relaciones sociales que se van forjando estructuras sociales como garante de ordenamiento entre los propios individuos, y estas estructuras dependen precisamente de que exista previamente una naturaleza ininteligible hermenéutica y unas conciencias que vayan re-interpretándola como fenómeno. Lo en sí aquí se nos aparece no como algo sin importancia, sino como aquello que funda justamente todo. Las personas que conocen relativamente (en otro momento explicare por qué) su entorno, diferenciado de un contorno, al entrar en comunicación, crean algo nuevo pero que sigue estando fuera de una sola conciencia, es por esto que digo que es en cierta forma ininteligible (porque sigue presentándose no como certeza sino como caos) y a la vez creado por seres de manera complemente no ininteligible, por qué. Será porque a medida que más nos relacionamos y conformamos un grupo cada vez más diverso, más se van eliminando nuestras diferencias y se generan masas uniformes y generalizadas, o sea, que la sociedad como máximo conjunto de estos solipsistas, resulta tener un en sí complemente inabarcable, sólo podemos conocerla mejor de manera sesgada. Entonces si volvemos a la pregunta inicial, por qué queremos dominarlo todo, debe ser por esta dualidad de la realidad, por esta conformación de un yo a través de su experiencia original del mundo, entonces buscamos o mejor dicho, tanteamos todo lo que se nos aparece para ver si lo podemos incorporar en nuestro yo o abandonarlo a la naturaleza. Al fin al cabo, usamos el pretexto de la diferencia para la dominación. El afán de dominar viene a ser una mala acción por el deseo de marcar nuestros contornos del entorno en que nos encontramos, creemos que al poder controlar esa naturaleza, que ingenuamente solamente resulta ser un falso control, podemos definir nosotros, desde nuestro yo, lo que es y lo que no es o incluso peor, podemos errar pensando que al dominar estamos logrando que el yo suprima de lleno a la naturaleza, suprima toda posibilidad de alteridad, intentando así eliminar el caos primordial pero que sólo conlleva mayor caos. 

lunes, 31 de mayo de 2010

La ininteligible naturaleza y la dialéctica de los solipsistas

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El concepto de Naturaleza ha tomado variadas acepciones a lo largo de la historia, constituyéndose en la filosofía moderna como un caós bastante repudiable y aborrecido por los humanistas de la época que centraban lo educado e ilustrado en la auto-conciencia, en el pensar constante del ser humano siendo esta la principal característica del ser humano. Sin embargo, luego de que este racionalismo se radicalizara de una manera bastante racional a lo largo de la historia y se formulase concretamente en el subjetivismo que rondaría al ser humano específicamente ya con Kant, el concepto de naturaleza, de lo natural, se tornaría erróneamente a uno más bien ontológico. Resulta ser que la naturaleza del hombre se consideraría como sus raíces, aquello que viene al nacer en primera instancia (erróneamente), es decir, la naturaleza del hombre sería procrear, comer, cagar, etc. Todo aquello que el animal marginado hace de igual forma. Luego de que Descartes iniciara con su discurso del método toda una revolución del pensamiento humano, muchos lo malinterpretaron y se abocaron solamente al escepticismo puro, a dejar al pensamiento como único mandato y con Kant, con toda su gran separación entre los fenómenos y lo verdaderamente en sí, se corona este proceso al aceptar como el único camino teórico que quedaba era el de la subjetividad de cada uno. Completamente contrario a lo natural del animal, que quizás duda cuando se ve en un espejo pero no se cuestiona de lo que ve realmente existe ni que proceso mental tuvo que realizar para llegar a la anterior pregunta, aunque es dificil saberlo en nuestra calidad de observadores eso sí. A lo que quiero llegar es que siguiendo la lógica subjetivista, la naturaleza se nos presenta como lo contrario, siendo entonces una mera negación de algo dado por sabido como lo verdadero y correcto. Justamente en toda la ética deontológica de Kant se privilegiara al deber como lo recto del hombre, no a lo que es naturalmente correcto. No obstante, el subjetivismo sólo nos lleva a dos ambitos: la resignación o nihilismo; y a la vez la utopía o voluntad pura. Por un lado resignación al descubrir que no avanzamos nada desde nuestras cabezas, que al dudar de todo y al plantear lo bueno en algo tan elevado se vuelve irralizable en la práctica dando tristemente la aceptación de vivir de aparentes verdades; y por otro lado se nos manifiesta la utopía y el fervor ingenuo de creer que se puede apropiar de todo, de transformarlo todo, desde la pura voluntad de poder de Nietzsche.
 Pero aquí nos enfrentamos a un grave error conceptual que afectaría hasta a los más avezados estructuralistas post-modernos. La naturaleza no es aquella contraposición de la libre autoconciencia sino que va más allá de ella misma, y sólo es dada o entendida por quien la crea. Hablar de naturaleza es remitir al creador o a la teoría que responde a la pregunta por la creación del todo, aunque para el caso del hombre sólo puede remitir a alguien superior. 
No se trata de creer en Dios ni plantear la necesidad de él sino de manifestar abiertamente la imposibilidad de conocer nuestra naturaleza. Y en ello somos igual que todo ser viviente pensante. No sabemos si la pretensión de nuestro creador fue precisamente la reflexión y ser subjetivista por ejemplo. Otros me preguntaran por qué debe haber un motivo explicito en la creación, pero asumir la ausencia de ello es lo mismo que asumir la falta de importancia de lo creado, la nula carga de sentido de la misma la constituye como un mero accidente contingente a diferentes factores específicos dados. Por ejemplo la teoría de la evolución a pesar de niega a un creador que haya formado a la especie humana ya es una respuesta a la pregunta, existe una causa creadora pero su error esta en que no podemos atribuirnos sentido con ella, no podemos descubrir la naturaleza de nuestra humanidad precisamente porque se nos escapa de las manos, si planteasemos que solamente lo natural es sobrevivir y matar si es necesario con tal de preservar la especie ahí seguimos en el subjetivismo moderno, es seguir planteándonos la idea de que los hombres nos podemos definir nuestra naturaleza, nuestro modo originario de ser, cuando posiblemente no tengamos ningún modo escrito, una suerte del libre albedrío natural pero, no obstante no estamos en calidad de determinarlo por nosotros mismos por su carácter ininteligible. Entonces nos encontramos en un primer momento con una modernidad que se equivocó al malinterpretar a los grandes escépticos, al sentirse creadores de si mismos desde un subjetivismo que verdaderamente no creaba nada sino que resultaba una actitud meramente formativa  que no supo distinguir la diferencia entre lo que creamos y que o quien nos creo, entre lo que denotamos de las cosas y el significado que existió antes que nosotros. Y que conste que yo no hablo de un destino griego ni de un Dios cristiano que haya conformado todo, lo que planteo es que la pregunta ¿para qué vinimos a este mundo? ¿por qué somos? se nos escapan de las manos ya que no somos capases de conocer nuestra ontogenesis propiamente tal, sólo tenemos recuerdos vagos de una experiencia original pero aún así no tenemos el conocimiento ni certezas de algo absoluto.Incluso en el concepto de persona de Spaemann llegamos a esta conclusión y aqui si se ocupa bien el concepto de naturaleza al decir que la persona no es una característica sino que obedece a una característica de un titular siendo este el poseedor de una diferencia interna como la llamaría él, que básicamente se refiere a la capacidad del hombre de ser consciente como sujeto y a la vez abstraerse de sí conociendose como objeto, siendo esta dualidad lo que motiva al hombre a ser diferente, a separarse de su naturaleza pero no entendida como algo dado, como una naturaleza escrita y hecha de por sí conocida por todo hombre, al contrario la gracia de esta naturaleza, la gracia de aquello que se esconde detrás de las mil máscaras de la persona es que es incognoscible por el carácter ininteligible que hablaba anteriormente que posee, pero todos damos por hecho que existe gracias  todas estas vaguedades de nuestra memoria y porque por necesidad la debe de haber; y precisamente porque no podemos conocer nuestra naturaleza es porque actuamos, ya sea de forma desiderativa o racional ya que al quedar vedada dicha naturaleza al ser humano, al encontrarse con una aporía consistente, este queda ante dos caminos, por un lado resignarse en su búsqueda por ser incognosible y por otro, forjarse utopías, sueños de poder conquistar ese terreno inconquistable. Pero, sin duda, ambos caminos no llegan a una respuesta o al menos un acercamiento a nuestra naturaleza y es por esto que Levinas admite que el hombre no puede totalizado, sino que resulta ser infinito, precisamente porque sería asumir que el propio individuo se entiende y se explica a si mismo, no obstante este se le escapa en la realidad, y es este escape justamente lo que lo mantiene como humano, siendo la pregunta constante que genera más pregunta lo característico. 
El mundo, en cambio, si lo podemos entender, no necesariamente conocer de por sí, pero no va al caso ya que cuando me refiero a mundo remito a todo aquello creado por el hombre pero no a lo material en sí sino a lo que realmente tiene un valor para el hombre justamente, a las estructuras. Dicho mundo resulta ser comprendido porque nosotros le damos las reglas y es desde este mundo que podemos plantear la historia de la humanidad, no su ontogenesis más básica, sino su desarrollo y que justamente ha pasado por una dialéctica constante entre la resignación y la utopía, entre la tesis y la antitesis constituyéndose así mi dialéctica de los solipsistas donde comprendemos el relato de la humanidad como un constante traspaso entre dos momentos, por un lado uno en que se resigna el hombre y se niega a si mismo creyendo en las estructuras creadas y en otro donde vuelve a si mismo con la esperanza de poder, desde sí, darle respuesta a todo. Es decir, y retomando la pregunta central de este texto ¿Para qué somos? nos deja tres opciones, una sería darle una respuesta, la otra sería mentir que sabemos dando una falacia y la última constaría de no responderla y dejar que otros o que las estructuras mejor dicho, lo hagan por nosotros. Es así como al no hallar la primera opción nos hemos decidido a lo largo de nuestra historia por una y otra, alejándonos y volviendo sobre si mismos, creyendoles y legitimando estructuras para luego reprocharlas y destruirlas en un constante vaiven que no podemos determinar si ha sido el "más correcto" acorde a nuestra naturaleza original. Seguimos entonces un constante proceso circular que parte de utopías, de fe en sí mismo y de profundo subjetivismo representado por el solipsista que en un determinado minuto choca con las propias estructuras creadas de la relación de sujetos, no con el otro que sigue apareciéndonos como infinito e indeterminable por lo tanto de igual forma, dudoso; estas creaciones sociales se nos aparecen como dominadoras, como condicionamientos ajenos al ser humano, y es allí entonces cuando se cae en una resignación, en una inmovilización frente a lo construido por nosotros mismo. No somos lavadoras, que cumplen su función y ya, sino que ni siquiera tenemos la certeza de conocer nuestra naturaleza entonces menos vamos a cumplir o no algo, simplemente actuamos en un vaivén dialéctico tanto subjetivo (resignación-utopía) como inter-subjetivo (sujeto-construcciones o estructuras).
Lo que faltaría hablar respecto a este esquema filosófico sería ahondar en el "otro", a lo que apresuradamente me atrevería a plantear como una creación social. Pero dada la extensión de este texto lo dejaremos hasta aquí por hoy.

viernes, 7 de mayo de 2010

Medio-cres

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Podrá sonar extremista y viciosa, ni el propio Aristóteles lo quiera, la tesis que quiero exponer aquí, pero llega a ser tan evidente, tanto así que precisamente por darlo por obvio que nadie hace nada;  hemos desvirtuado completamente el concepto de término medio en la sociedad y hace muchos años que llevamos arrastrando tal mala interpretación. Equilibrio o el término medio como lo definían antiguamente los griegos consistía en esa bella armonía, en la medida justa de perfección ni más ni menos; pero hoy por hoy se consideran como lo más cercano a lo bueno pero que tampoco llegue a ser completamente malo, es decir, en puras mediocridades. Lo que antes eran utopías ahora las damos por quimeras asumiendo que la perfección no es algo "en sí" alcanzable, hemos dejado a Dios en su trono olímpico y al hombre aquí en la tierra como animal conformista. Si antes realizábamos la división entre lo perfecto y lo imperfecto, ahora damos por hecho que la perfección es algo meramente inteligible (que aparentemente puede serlo) por lo que solamente dividimos lo no tan imperfecto con lo imperfecto propiamente tal y a partir de esa operación nos movemos diariamente. El mal menor estimados, el mal menor es para los mediocres y decadentes, ingenuamente "obligados" a escogerlo, de los que hablaba Nietzche con tanta audacia, y que ingeniosamente se ha enraizado en los anales de nuestra cultura social y que tristemente ha pauperizado el funcionar de la vida. 

Hegel nos hablaba del reconocimiento entre el amo y el esclavo, donde se convierte en esclavo aquel que opta por seguir viviendo ante la amenaza del señor,  con la vaga esperanza de cambiar su condición de esclavitud algún día, pero el error esta no sólo en esa vaga esperanza que finalmente transforma todo en un ciclo vicioso de sumisión y rebeldía, sino que también en que ¡la vida sin reconocimiento sencillamente no es vida! pero nuevamente caemos en mediocridades al asumir en que podemos se puede vivir a medias, vivir en el calvario pero viviendo pues, ¿mejor que estar muerto no? Ser autónomos y auto-conscientes es verdaderamente vivir, nunca al revés, ni nunca en un "término medio-cre" porque entre no ser reconocidos por otros y ser reconocido por todos, el término medio no es el ser reconocido a medias como un vil sirviente, sino ser precisamente reconocido por al menos uno o por lo menos para sentirnos vivamente conscientes de uno mismo. Siguiendo entonces la metáfora de Hegel nos quedan tres caminos: Cada uno arriesga su propia vida buscando hacer su propia voluntad terminando todo en muertes infinitas como plantea Hobbes que sucedía antes del grandioso Leviatán y que claramente no fue el camino escogido, en segundo lugar tenemos el camino del cual soy partidario, existiendo un respeto y un reconocimiento mutuo constante en comunidad, claramente en un tono casi utópico, imposible y perfecto, pero es justamente a eso lo que debería apuntar el término medio siempre al filo de lo máximo; sin embargo, nos resignamos en la búsqueda de ello y preferimos elegir un camino fácil y igualmente mediocre, creamos estructuras a las cuales nos subordinamos como peones, no buscando lo más preciso sino lo que se encuentra al alcance de lo posible. Y si que lo fue, todos quedamos esclavizados a este Leviatán, casi por necesidad, entonces no superamos el problema del amo y el esclavo solamente que hemos ido creado "señores" o estructuras, que son todos y a la vez nadie, a las cuales siendo un tercero en esta lucha le destinamos la decisión del reconocimiento, pero cómo nos vamos a reconocer en un ente, en un aparato, ya sea estatal, económico, legal, etc. que tiene nombre pero carece de sustancia, ni siquiera llega a ser un espejo del cual podemos vernos como somos. Curiosamente todas estas estructuras parecen vivientes por cuenta propia, y precisamente es debido a que nos refugiamos en ellas para reconocernos, ya no en el otro sino en la cosa y esta se llena de provocaciones que se nos aparece como algo vivo, algo auto-consciente pero precisamente ambas ideas no pueden ser porque la génesis, este buscar reconocimiento en la cosa no es posible concretar, aunque tristemente la búsqueda ilusa, claramente sí. 


jueves, 15 de abril de 2010

Impugnando al reflejo

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Se encontraba abrumado. Cada vez que desviaba la vista, cada vez que se volvía sordo y cada vez que desconocía al mundo, una persona había dejado de hacer presencia. Era la técnica misma encarnada en él, una especie de mesías de la instrumentalización hipebólica. Las personas habían dejado de ser, para sólo existir, y existir en base a él. Ese era el solipsista nato. Ese dominado por la neurosis actual, aquella que todo lo hace des-aparecer para ser sólo existencias de un stock aparentemente limitado. Pero que importaba si la familia, sus amigos, el tipo del metro, el vagabundo asqueroso y el perro con tiña eran reemplazables, eran meras solicitudes. Siempre había creído que se reían de él. Que si lograba pensar antes que ellos, podría sorprender a su madre con el camarógrafo y al perro hablando con el zorzal que se posaba en sus mañanas por la ventana al abismo. Pero nunca lo lograba, siempre estaban ahí, actuando para él. Haciéndole parecer que tenían vida, una falsa porque aparecían a su solicitar, a su propio aparecer. Llegó a pensar de que había algo en su razón, una especie de infiltrado natural, el cual le entregaba sus pensamientos a ellos, les decía cada idea que surgiese para sorprenderlos, para que ellos ya la supieran de antemano. Así que incluso hizo desaparecer a su propia razón. No hablaba consigo mismo, así que dejó de ser también su propia razón, cuestionarse había sido borrado de lo que quedaba de su memoria. Ocultó con el velo del olvido todo lo que se le mostraba iluminado. Pero entonces valía la pena vivir,  ¡No te puedes preguntar nada! te pueden oír idiota, sí lo sé. Pero dime algo distinto.
Silencio.

Debido a que hizo des-aparecer todo, me vi obligado entonces yo a narrarles la historia; yo, su consciencia olvidada. Heidegger decía que el peligro supremo de la técnica era por partida doble, por un lado podíamos caer en distinguir todo como una posible existencia llegando a considerarse a si mismo como tal, él había entrado en su propio solipsismo como uno más de la obra de teatro. Y en segundo lugar, se corría el grave peligro de que lo que ha desvelado se ocultase por un velo aún más denso y dificultoso de notar. Este hombre ya no distinguía nada, por su propio destino de desenterrar el misterio de la verdad termino convirtiendo todo en un verdadero velo. No era ni feliz ni muy moral. No era ni pasional ni racional. No era nada sino que era todo, pero sin poder darse cuenta de ello irónicamente. Y así fue vagando por el mundo, fue sospechando lejos del mundo. Hasta que llegó a su idénticamente heterogéneo. Se encontró así mismo reflejado en un espejo. Notó que se movía y que a pesar de que intentase sorprenderlo esa persona extraña hacía la acción idéntica. Quién eres. ¿Puedes hablar?  Sí, por qué no habría de poder. Creía que eras una existencia y no un ser autónomo. Haber perdona eso eres tú, aquí yo soy el único que es por y en sí mismo yo. Jah demuéstralo. Y frente a que no tenía como se sentó frente a él, por primera vez conocía a alguien que hacía lo mismo que él, por primera vez conocía su propio solipsismo hecho carne enfrentándolo de la misma manera que el lo había hecho con el mundo. ¿Y tienes familia? Claro que sí ¿Amigos? Cientos de ellos si quiero ¿una esposa, hijos, un jefe una suegra, un caballo, un perro? Tengo todo eso y más, después de todo, ellos viven en función de mí solamente, así como tú. ¿Perdón? Yo sé que tu eres sólo un actor más y que detrás de esos arboles hay cámaras y que me observan continuamente y que en mi mente tengo un bicho raro donde me leen todos mis pensamientos y... No puedes decir nada entonces, sin embargo me estas hablando. Yo digo lo que se me de la gana pues yo soy el que es y tu no. Pero si me estas hablando entonces reconoces que existo yo también. Bueno eso no tiene nada que ver aquí. ¡Ya callate!
Silencio.


Gracias a que tanto él, como su consciencia fueron desapareciendo me vi obligado a acabar con este relato.
Luego de tal constante monologo deshumanizador, su propio reflejo desapareció misteriosamente. Nunca más volvimos a saber que fue de él. Todos los días se sienta frente al espejo a esperarlo, a esperar que ese velo por arte de magia lo deje ver nuevamente extinguiéndose en la nada misma. Debe entender antes, que de no ser por mí esta historia no tendría final.
Ahora si, Silencio.

martes, 16 de marzo de 2010

El hombre en busca de su no sentido

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Pareciera ser que para Victor Frankl estamos todos perdidos en un interminable vacío en donde la única forma de poder salir es encontrándole un sentido a nuestra existencia. La humanidad se ha cambiado de vereda, partimos apegados a tradiciones y concepciones morales o religiosas por qué no, donde supuestamente ahí íbamos rodeado de sentido ya que ibamos todos para el mismo lado sin tener idea adonde íbamos. Hoy seguimos sin tener idea, pero cada uno camina por donde quiere, algunos por la vereda del frente, otros por la propia calle arriesgando su vida por hallar el camino correcto. Pero precisamente ahí veo que falla esta "voluntad de sentido" que a pesar de que caminemos miles y miles de kilómetros nunca sabremos si cumplimos o no nuestro verdadero sentido. ¿Pero acaso lo tenemos? Según Frankl existe un sentido para cada uno casi como si hablara Dios ofreciéndonos a todos la vida eterna. Justamente Dios debe estar sufriendo al ver como el hombre ha decidido caminar con otras direcciones, es como si nuestro mayor invento se pusiera a "buscar su propio sentido" dejando de hacer la función que le encomendamos. Diciéndolo de esta forma suena más aceptable al menos. Pero el mismo logoterapeuta llega a la conclusión de que al final de nuestras vidas, al minuto de ver la película de 5 segundos por nuestra mente, aún no responderemos la pregunta del por qué estoy acá. Pero no solamente esto es un tanto superficial, sino que además nos daremos cuenta que lo único que hicimos con nuestro "sentido de vida" fue agregarnos una etiqueta a la camisa que decía amar, ser millonario, conseguir la paz, etc. tan sólo etiquetas que nosotros fuimos creando de divagaciones varias por nuestro andar, sin embargo, al acabar nuestra existencia llegamos desnudos, sin ninguna de esas etiquetas por que precisamente nos dirigimos a lo desconocido, la nada o al cielo mismo. Al menos el campesino feudal ciegamente creyente vivía confiado que adorar a Dios era el camino para llegar a él al morir. Pero entonces que hacer, parecíamos más seguros creando nuestro propio camino de vida, sin quizás ser ese el camino o incluso sin haber tenido la necesidad de caminar en un principio.

Es importante destacar, que aquí no existe un problema de "vacíos existenciales" propiamente tal, sino que de absoluto miedo a no saber que hacer con la existencia, debido a que no sabemos que es existir ni como deberíamos existir propiamente tal. Hemos formado una sociedad y un legado histórico cada vez liberalizado respecto a este punto, la barreras morales que antes teníamos con las 12 tablas quedaron atrás y cada vez vamos no sabemos si avanzando pero si generando nuevos permisos con nosotros mismos curiosamente. Es decir, que en la raíz del hombre existen restricciones pero que justamente en el andar del mismo va destruyendo. Aún no sabremos si es el "camino correcto" pero la tendencia es que vamos encaminados a romper las propias reglas que nos hemos puesto, abriendo el espectro de las propias posibilidades inherentes en el hombre para sí mismo. Y no quiero parecer filosofo pero se ve en múltiples disciplinas, que tendemos a complejisarnos y no implica que hayamos aún avanzado. Es a esto lo que le tenemos un miedo increíble, tan grande que nos llegamos a sentir vacíos. Estamos en algo pero no sabemos nada de ese algo y mientras más respuestas intentamos dar más nos damos cuenta lo indefinible de ese algo. Pero este miedo no implica que nos lleve a un vacío propiamente tal ya que seguimos en ese algo. Y en vez de pretender "descomplejizarnos" debemos comenzar a abrir los ojos, es un hecho que la voragine de la historia y de la cultura en sí rondara por siempre, tanto la oralidad, la escritura y lo audivisual conviven simultaneamente en una estructura de sociedad bastante compleja y ya esta. A eso si que no hay retorno, y ojalá el olvido no sea considerado nunca una opción. Pero seguimos con la duda de qué hacer entonces con nuestra existencia, es preciso para una obra de teatro saberse el guión y ciertamente que lo es, pero el improvisar no nos aleja, pero si nos da otras respuesta que justamente no eran nuestro "sentido". Asumir que somos actores en un drama eterno llamado vida es el primer paso. Conocer nuestro guión nunca lo lograremos a cabalidad, hay gente que busca aprenderse el guión de memoria pero es evidente que somos limitados y que debemos tener la capacidad de actuar rápidamente antes que ponernos rojo e ir a bambalinas a suicidar nuestro personaje de inmediato. Otros intentan crear su propio guión, ¡pero como va a saber el de al frente tal cosa! En el improvisar, en el encontrar, en decir espontáneamente lo que más "nos haga sentido" he ahí la clave del buen actor. No estamos determinados, ni tampoco nos auto determinamos de tal modo que es irreversible ni de vital importancia buscar hacerlo todos los días, los giros en la trama siempre son bienvenidos en este acto.

jueves, 11 de marzo de 2010

Sustancialidad o Accidente: Meras apariencias

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Siempre nos hemos preguntado como hacemos el bien o lo mejor, para mí o para otros da igual, es esa moral la que nos impulsa a decidir ante dos alternativas que les asignamos categorías anteriores de bueno o malo, básicamente porque así funciona nuestra mente. Es un imperativo asignarle un espacio tiempo donde dentro de un gran estante situemos diferentes distinciones que para ciertos elementos tendrán la diferenciación de bueno o malo, de verdad o mentira, de práctico o inútil, etc. la hermenéutica por naturaleza. Y es en este proceso en donde entramos casi en un colapso mental al enfrentarnos a "otro", nuestras neuronas corren por todos lados desesperadas logrando situar en algún casillero a ese "otro". ¿Es un sujeto? ¿Tiene vida? ¿Me superara? ¿Me querrá? y dentro de todo ese proceso caemos en adjetivos "a posteriori" de esa persona nuevamente por necesidad. Curioso es cuando entramos en un conflicto aún más terrible y confuso, el cuál ha generado mucho debate a lo largo de la historia, respecto a cuando generamos "sociedad" con ese "otro". Es real esta conexión, o no será solamente mero accidente. Esa es la división que se ha generado entre grandes filósofos y ciertamente que da para cuestionarse cuando vemos que el fenómeno de la sociedad como tal ya resulta ser tan dominante en uno. No puede ser que sea mero accidente de dos o más cuerpos cuando existe tal grado de impacto pero pareciese ser que el concepto de Sociedad fuera tan vació al ser sólo una categoría dada precisamente por un o más integrantes de la propia. Es como si unos números se pusieran de acuerdo a llamarse "los naturales" por compartir ciertas características, pero lo propio de "lo natural" no existe. Lo mismo ocurre con lo bello, la verdad o lo bueno. Elementos subjetivos que en si no representan nada sino existe nada bello por ejemplo. "Lo natural" de los números naturales no existiría de no haber números con la compartida cualidad determinada que los agrupan en el conjunto de los naturales. Es decir, que todas estas categorías son dependientes de sus compuestos pero no viceversa, algo aparentemente evidente, pero muy importante a la hora de progresar ya que si mantenemos esto como cierto, la sociedad no es más que un concepto vacío creado para englobar o llamar un conjunto. Pero este conjunto no determina o al menos no existe por si mismo sino que por las cualidades compartidas que existen o que postulamos existir dentro de éste. Sin embargo, siguiendo esta lógica como podemos aceptar que la "Sociedad" influye en sobremanera a los que la integran, este supuestamente conjunto vacío afecta en sobremanera en las personas que día a día van adoptando caracteristicas ajenas a si mismos. Para ello ocuparemos la siguiente metáfora: Cuando juntamos nuestros libros y los colocamos en un estante, resultaría que ahora tenemos el estante de los determinados libros, siendo una completa sociedad de lementos parecidos. Pero vemos aquí el punto anterior, el estante en sí no tiene nada de común con un libro, lo hace ser meramente el observador. Es decir, que si nos ubicamos desde un punto de vista externo notaremos que no existe ningún grado de sustancialidad en la sociedad, solamente una categoría predispuesta. Pero que ocurre si nos situamos dentro este estante gigantesco llamado sociedad, nos veremos inmersos, nos sentiremos parte del estante y al lograr dicha conexión nos determinamos EN conjunto pero no POR el conjunto. El estante no nos modifica, nos modificamos al estar en contacto de otros con parecidas cualidades y es importante recalcar el "parecidas" porque el hecho de que no somos iguales del todo nos sirve para distinguirnos o no. Y es en este supuesto "reconocimiento" que diría Hegel donde nosotros nos vamos modificarnos. Un caso es el de la mujer-gallina en donde finalmente adoptó cualidades de gallina no por estar en un gallinero sino porque se rodeo de gallinas. Algo evidente porque los gallineros no hablan por así decirlo. Pero acabamos en que la sociedad no nos modifica, sino que es en la comunión con otros, con un pasado, un medio, etc. todo lo que esta externo. Pero si nos situamos desde el exterior, pensamos que la mujer-gallina es un disparate, pero básicamente no entendemos que son las excepciones de estantes que al generalizar no vemos. Entonces desde que observador nos conviene posicionarnos. Es tan sólo aparente la respuesta, ya que lo que vemos como observador puede engañarnos. Situarnos desde una lógica desde lo interno nos deja indefensos a este engaño en el sentido de que no podemos saber que lo que me rodea es lo que soy en verdad, no tengo como saber que estas gallinas sean lo mismo que yo; sin embargo sinos ubicamos desde lo externo no lograremos descubrir las excepciones ya que tendemos a generalizar en supuestos casi dados como por perfectos, al ver el gallinero asumimos que contiene gallinas, así como al estante de Ingles con libros de Ingles pero que conste que asumimos eso por las constantes o compartidas cualidades que existen dentro los elementos. En otras palabras, la mente humana tiene a completar figuras, a llenar estantes de elementos que de fuera son iguales pero que en el interior se diferencian. Lo importante es que no somos capaces de darnos cuenta en ambos casos si lo que identificamos es lo que realmente somos. Si se fijan, al integrarnos a la sociedad vivimos tranquilamente siguien lo que veo que mi entorno realiza. Pero si nos alejamos de la misma y vemos a la sociedad desde lejos vemos una masa de personas realizando pero lo que no implica que yo deba o no hacerlo. Al menos la primera opción nos deja un tanto más tranquilos pareciera. Son aparentes opciones, ya que previo a observar existe la duda, aparece la inseguridad ya que dependiendo de donde observemos veremos diferentes cosas. En el proceso racional de agrupar tendemos hacerlo por distinciones diferentes, pero no tenemos como saber si debemos hacer tal cosa y con que criterio podemos hacerlo, nuestra hermeneutica nos obliga a postular cosas que pueden ser de la misma forma como no pueden ser. Parecido al Noumeno de Kant, esta masa densa se nos presenta generando grandes dilemas donde podemos observarla sin saber bien que plantenado centenares de teorias esperando a a que cambien, o podemos hacernos parte de ella buscando encontrarnos quizás con lo propio de nosotros. Convivimos con ese miedo, con esa inseguridad solapada. Sin embargo, vivimos tranquilos creando nuestros propios preceptos, re interpretando lo que nos llega difuso y oscuro pareciendo todo un tanto más definido, más lógico, más real.

domingo, 14 de febrero de 2010

La diferencia entre un animal, un robot y el bastardo del humano

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Las imperfecciones del ser humano tanto físicas como psicológicas son las que hacen particularmente único a cada individuo. Es decir, que la perfección, contraria a lo imperfecto, es igual a una sola perfección constante. Algo completamente obvio a la vista pero que nos rebela que dicho concepto es por definición un ente absoluto. Para nosotros que somos imperfectos, a lo largo de la historia hemos "buscado la perfección" asignándola como un todo tan infinito que corresponde al ser mismo del universo, la palabra que reúne todas las otras. Aunque fuera así, debemos lógicamente suponer entonces que lo perfecto resulta algo invariable, algo constante dentro de sí mismo. Algo que es definido y sera así por siempre. No quiero reducirme a la idea de perfección moral y histórica, sino al concepto abstracto que rige lo más alto de lo alto. Continuando estas ideas podemos entonces decir con toda ley que la perfección es lo más definido que existe. Debido a que, sin saber que y como será desde nuestros ojos, a sí mismo esta obligado a ser siempre la misma perfección. El hombre que siempre a anhelado llegar a esa idílica perfección y ahora si refiriéndonos a una falsa perfección creada por el hombre mismo, busca entonces ser invariable perdiendo su unicidad. Vemos como la sociedad, la famosa y vilipendiada cultura se llena de registros similares en todos los rincones del globo torciendo o quizás en realidad tan sólo mostrando lo verdadera cara de la humanidad que no hemos querido aceptar: El camino a la perfección elimina la unicidad de cada persona. ?¿Pero el hombre se ha preguntado tal cosa? ¿Y si la perfección en realidad fuera todo lo contrario, todas las imperfecciones que aborrecemos sean lo naturalmente perfecto? Después de todo, toda nuestra biología sea quien sea que la haya diseñado (incluso el azar si se le pudiera llamar) dan cuenta de una continua perdida de igualdad con los padres, un continuo cáos de genes donde cualquier cosa puede resultar. El ser esta tan malditamente definido que no dista mucho de nuestro mundo como siempre hemos pensado. Es cosa de ver a los robots, entiéndase por estos a simplemente objetos en serie construidos con una utilidad clara y concreta de antemano. Son perfectos entonces, abarcan todo un espectro de acciones tan claramente limitado que llega a la linea de lo que no pueden hacer. A que me refiero a esto, que un robot que cumple su función, cumple en el fondo todo el espectro de su realización. El robot no cae en practicas que no debería hacer. Es parecido a un sentido de vida, el robot tiene uno previo a el mismo, el lo cumple y punto. Es perfecto ya que concreta todo su margen de ser. Agota todas sus posibilidades de variar y siempre sencillamente hará lo que fue creado para hacer. Una lavadora no podrá contestar el teléfono por ejemplo, ni tampoco poder conectarse a Internet. Cumplirá su única función y si comienza a fallar con el tiempo no sera culpa de ella. Es decir, La perfección máxima es tan sólo ser. Ser lo que es. ¿En cambio cual es el sentido de un perro? No lo sabemos, quizás ni exista. Lo que si podemos asegurar es que un perro no podrá buscar su sentido como el hombre. No veremos a un perro con una pipa pensando por qué esta atado a una correa cuando se porta mal. Solo pensara que no volverá a hacerlo porque no es satisfactorio estar atado a la correa. El animal es como el robot fallado pero sin saberlo. Ya que quizás tenga un sentido, una meta previa al ser creado (o simplemente fue gestado por el azar) pero este mismo no es consciente de esto. No como el hombre, que desde sus inicios se pregunto de donde venía, por qué estamos aquí, quién o qué nos creo. Muchas preguntas y pocas respuestas ciertamente. Pero como decía Socrates: "A veces la pregunta es más importante que la respuesta" y verdaderamente lo es cuando notamos que somo los únicos hijos de la nada que se preguntan por la misma nada. El ser humanos puede implicar una misión previa, un objetivo de un ser superior, a lo que me refiero es que pueda que tenga un sentido de vida superior o que no lo tenga igual que el animal. Pero este si se pregunta y reflexiona entorno a esa interrogante última. Una cafetera tiene un sentido claro (dado por el creador) y lo cumple= perfecto. Un animal puede que tenga un sentido (no lo sabemos porque no lo creamos nosotros) pero no percibe o no necesita preguntarse cuál es. En cambio el hombre se lo cuestiona todo. ¿Seremos un producto fallido? Así como los robots "defectuosos" que realizan otra acción contraria a la programada. Pero resulta que aquellos robots "con errores de fábrica" son únicos en su especie, es decir, que al no ser perfectos se vuelven únicos y capaces de romper el ciclo de cumplir una función no sé si bien o para mal, supongo que esto esta fuera de aspectos éticos. Pero el hecho de rebelarse lo convierte en un simple humano para el creador, aquel que escapa del destino de los dioses en el teatro griego, que se merece las penas del infierno por osar superar a la entonces ahora supuesta "perfección". Así como esos robots "imperfectos", el hombre repta sin un sentido claro, sin un padre conocido pero sabiendo que debe estar por ahí en algún lado, abriendo paso a la suposición: cuna del pensar. Ser conscientes de lo imperfectos que somos es nuestra mayor condena y a la vez nuestra mayor particularidad.

Preguntas para el tintero serían si lo que nos creo fue o es perfecto. Yo prefiero creer en el Dios que nos ama, esta obligado a amarnos. ¿Pero en caso de que fuéramos un experimento fallido? Nosotros siendo imperfectos (siguiendo esa lógica claro) hemos creado robots "imperfectos", como otro sujeto no lo podría hacer. ¿Los defectos son efectivamente defectos? ¿El rebelarse a nuestro sentido, el negarse a realizarlo y poder hacer otras acciones que no estaba predispuestas a él es un acto de imperfección? Yo creo que no, todo lo contrario, el propio hecho de poder la cafetera decidir un día ¡basta no serviré cafés nunca más y ahora encontrare la forma de ser una estufa! ¿No es un acto de esa verdadera perfección, de verdadera autopoiesis? ¿Cuando el humano sale del supuesto mundo en que debería estar y realiza una actitud completamente ilógica y dañina para el mismo (como amar muchas veces), no esta liberándose de ser un objeto cualquiera? Es allá adonde debemos ir, no a un mundo cada vez más similar, sino uno donde sea diverso y multicolor, uno donde la decisión no pase por lo preconcebido sino que sea más fuerte que el propio creador, destino o azar. Estamos bien conscientes que venimos de alguien o de algo, el cual quizás nunca conoceremos pero no por eso caminaremos en busca de que habrá querido ese creador de nosotros. Seamos humanos, destruyamos la creación, no con odio e inconsciencia, sino con ganas de ser originales y creativos. Quizás por irónico que sea, fuimos creados para desobedecer nuestra creación. Sea el motivo que sea, encontremos el propio en cada día.

sábado, 9 de enero de 2010

Monólogo con Machado

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Entre el vivir y el soñar hay una tercera cosa. Adivínala.












(Aún en eso estoy)









(Espera, espera, ya lo tengo: amar)






(¿O despertar?)




(¡Adivinar poh!)



(Acaso morir no será)


(Sufrir, dormir, expirar, ¡acabar!)
(Caer.)


Para mí, es solamente encontrar.
Después de todo, es necesario antes encontrar el por qué soñar...

jueves, 31 de diciembre de 2009

Objetividad

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Es imposible ser objetivo.
Vivimos en un mundo de parámetros y estadísticas vagas de las cuales yo mismo me terminaré siendo parte si es que ya no lo soy. De números, de mayorías, de números grandes. Para ciertas cosas soy A y para otras soy B. Pero eso no importa, sólo les importa a esos locos de atar lo que dice la gente, el pueblo esa "inmensa mayoría". No importa la oveja sino el rebaño, después de todo que mierda se puede hacer con una decía el pastor. Las menores se alzaron varias veces, pero a la larga resultaron siendo aplacados, como si no hubiesen existido en esta sociedad. Esa sociedad es quien nos domina, no nosotros mismos, sino la sociedad. Uno es, lo que todos somos. Vivimos con miedo, con una aparente seguridad al ver que somos respaldados cuando en una conversación hay alguien que te apoya. ¿Si muchos lo dicen es porque sera cierto no? ¡No! y te lo repito ¡No! Los medios te manipulan, los manipulan, nos manipulan. Así como lo hago yo. Nada es objetivo en la vida. Y cual es la diferencia, si toda la vida lo hemos hecho. Y vuelvo afirmar, sólo por miedo. Porque necesitamos sentirnos seguros, de que no estamos solos ni de que existe algo que no sabemos con certeza. Pero quien mierda tiene la certeza de algo. Manipular, controlar, manejar, apoyar, adherir, compartir. Dilo como quieras pero al fin al cabo todos tenemos algo adentro, algo que nos llama a necesitar, que me llama a necesitarte. Si a ti, querido lector. A ti te necesito. Y así vamos, y en un segundo tienes a una masa. A una uniformidad, a una inmensa mayoría. Que te da el respaldo para gobernarlos, ya no manipularnos solapadamente, sino con "justa y merecida razón" a tener poder. Pero no deja de ser ciego. Por ahí alguien decía: vivimos en un mundo de ciegos dominados por unos pocos locos. Pero acaso la locura te hace ser más lúcido acaso o es que ahora ser loco esta de moda. Todos tenemos miedo: tanto el loco de arriba, como el ciego de abajo. Y el miedo nos convierte en ambos. No existen niveles, sólo nuestro miedo los crea. Necesita que me creas, porque tengo miedo de fallar, de no estar en lo correcto. Pero quien dijo que con mi apoyo tendrás la razón. ¡Nadie, pero que importa!; seriamos dos que dicen lo mismo en vez de uno. Y dos es más grande que uno.
Vivimos en una dictadura de números o en una democracia. Llámenla como quieran. Que, sin duda, es mejor que cualquier otra dictadura. ¿Por qué? Supongo que debido a que nos da menos miedo.

lunes, 24 de agosto de 2009

Teoría de las apariencias

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Muchas veces, inconforme con el empirismo como con el racionalismo, (quizás sea por ignorancia en parte a autores más actuales) donde en lo medular han intentado dividir dos elementos, lo teórico y la praxis, lo "a priori" y lo "a posteriori" y sin duda que nos podemos engañar por nuestra consciencia al considerar que lo que tenemos al frente, debido a que funciona, es lo que realmente es... Pero aun así tenemos miles de casos donde las cosas no pasan necesariamente por los sentidos, hay un mundo que no vemos, ya sea filosóficamente o biológicamente hablando por lo que toda esa doctrina casi de planteamientos demostrables, carecen de una solida estructura, solo tienen una resolución en otras causas. Por otra parte, tenemos este ideal racionalista que nos modifica todo el terreno con ideas que tienen su lógica en un espacio y tiempo pero tanto la lógica como toda la realidad carecen de un sustento que sea demostrado, una realidad plausible a dicha vía teórica, obviamente en su unidad última. Y simplemente porque se fundamenta en otra teoría que se baso en otra teoría hasta llegar en una lógica que si se pone en duda, todas las resoluciones a partir de ella se desacreditan. Realmente todo se vuelve en una ironía y donde tanto lo uno como lo otro se necesitan, para ser “reales”. Pero que tan desligadas están estas posturas, Kant nos hablaría sintetizando ambas en nuestra consciencia que va trabajando, elaborando, tanto juicios “a priori” como “a posteriori”, es decir, que existe un sistema organizativo anterior a las dos posturas expuestas regidas por nuestra mente, pero aún así solo sería un mero procesador pro así llamarlo. Hegel se adentraría aún más planteándonos que incluso ese sistema es mucho más que esto, un poco más de filantropía y verás que nuestra consciencia que organiza la realidad, a la vez es la realidad. Es decir, que todo lo vemos, todo lo que construimos es a partir de un mundo que no esta ajeno a nosotros, sino que esta en uno mismo. Y de esto me debo tomar para plantear que toda esta realidad es tan solo una apariencia, ya que si partimos del precepto que nuestra conciencia es quien nos da este mundo, nuestra concepción siempre trabaja de otras, el ser humano por definición es racional y no hay razón que brote de la nada, sino que surge siempre de un elemento anterior, dicho elemento, es la “unidad primordial”.
Aquella unidad, ajena a cualquier mundo inteligible o sensible esta más allá de nuestra conciencia y a la vez tan cercano que logramos a partir de ella crear nuestra propia unidad. Por lo tanto que nunca el ser humano podrá conocer dicha realidad sino que reinterpretarla al “modo consciente”, en dicho modo, básicamente tomamos elementos difusos de dicha unidad anterior y los planteamos, mediante practica, creación y teoría en nuestro mundo, formando algo que ni yo ni tú podríamos saber si es así. ¿O sea qué el ser se encuentra en esa “unidad primordial”?
Todo lo contrario, el concepto de ser, es aparentemente lo que es, debido a que es un término lenguajeado que en sí nace producto de una elaboración humana, quizás exista, quizás no, solo es una apariencia de lo que puede ser en realidad el ser, si es que existiese en la “unidad primordial”, y quiero dejar bien en claro que dicha unidad no es la compilación de las cosas, sino que lo ajeno al hombre, lo que esta más allá que el hombre sin pensarlo recrea, reinterpreta y representa.

Al ser humano como fenómeno lo hemos reducido a tres procesos: poiesis, praxis y teoría. Y dichos en dichos procesos va formulando elementos nuevos, distinto a lo que eran. ¿Y como parte de algo? ¿Acaso de la nada puede crecer y germinar algo? Ese no es el punto, mi postura es asumir que la nada no existe, sino que es una “postconcepción” del hombre, frente a lo limitado que es de ver a la “unidad primordial”, por lo que asume dentro de este universo infinito que existe la nada, acaso eso no es una contradicción, y cuando me refiero a universo no es al espacio conocido, sino que a todo lo existente tanto sensorialmente como inteligiblemente. No puede existir la nada y a la vez que todo, lo finito y a la vez lo infinito.
Por ello hay que diferenciar, esa “unidad primordial” de la “unidad humana”, donde la primera es infinita o finita, no te podría decir y en cambio la segunda es completamente limitada pero que va aparentemente hacia la perfección.

Si juntamos los tres procesos logramos una "unidad humana", que no digo que se han olvidado, sino que se han perdido tal unidad trina. Si juntamos dichas partes, veremos que el ser humano crea su "unidad humana" no en función de algo externo sino que siempre pos de sí mismo, siempre en pos de una reinterpretación de lo que ve, cuando el mono crea una lanza para cazar, a partir de lo que "observa" en la naturaleza y a raíz de distintos planteamientos de cazamiento, va aprendiendo que con una punta triangular afilada hace mas daño que de otra forma... Pero si se nunca hemos aprendido algo de la nada, siempre a raiz de una interpretación de lo que tenemos a nuestro alrededor... es decir que la base o la piedra de todo el humano, incluso como estas palabras, han sido creadas en función de otro elemento. Es decir que ante todo lo que nos enfrentamos solo son una post imagen de lo que son. Son una "unidad humana" y no una "unidad primordial" por no decir real, ya que aqui entramos en un punto muy importante, entonces que es lo real. Y aqui tenemos dos vías, suicidarnos con el saber triste de que todo es una vil mentira de apariencias o asumir las apariencias como una mentira bastante creible y falaz. Guiados por el segundo camino podemos asumir este mundo de post imagenes como la realidad aunque sabemos que en si no son la realidad primordial, pero que en contraposicion es a lo unico que podemos aspirar como humanos, y no hay nada más gozoso que ello. Pero espera acaso me vas a decir que todo lo que el ser humano a descubierto a sido mero invento de post concepciones, sí, pero que le han servido en su "unidad humana" para conllevar ese "temor a las apariencias" Y con esto llegamos al segundo punto que quiero tomar, la pulsión que mueve al hombre es este "temor a la apariencia" inconsciente vivimos en un temor constante, algún lo afloran aún más, otros lo reprimen saliendo todo lo contrario. Pero al pensar toda esta teoría, me hace sentido este sentido de "temor" a en el fondo a vivir en una no realidad primordial, a pesar de que últimamente vamos camino a asumir a esta "unidad humana" como real y cuando lleguemos a tal paso ya el paso de lo primordial a lo final habra terminado para dar paso a ser dicha unidad humana como la unica primordial. Por el momento vivimos en un temor, a una cuerda floja, a un futuro más que en un presente, en una inocente vida basada en teorias y demostraciones de la nada misma solo para asegurarnos que existimos, que estamos aqui. entonces toda pulsión tiene un fin último de esta temeridad a las apariencias, al no aceptarlas intentamos referirnos a ella como solamente una capa superficial del ser, intentamos creer que existe un ser por ahi que nos engloba todo, pero incluso dicho ser es parte de esta unidad humana, es decir, que el propio concepto metafisico se contradice a si mismo. Pero al asumir al ser como una apariencia de si mismo, asumimos un ser distinto, uno cambiante pero que permanece en el cambio, un ser que no es desde el humano y si es desde la "unidad primordial" y a eso volvemos a decir que todo este ser simplemente va a ser solo una apariencia para nosotros, pero cuando construyamos nuestro propio ser, cuando alcancemos a perder el temor de ese ser "humano" como el unico ser, sería llegar a la perfección. Y con esto termino, el ser en si mismo es solo una apariencia, el ente no. Ya que el ente es una apariencia que ya esta actuando como tal, como una apariencia, sería decir que el ente apariencia, es una apariencia de si mismo, sería una especia de negación de su misma apariencia. No nos enredemos, una taza de café aparentemente es una taza de café para nosotros... y solo es eso, no es ninguna esencia tomandola como ente. Ahora si buscamos el ser en la taza llegaremos a una apariencia nuevamente para nosotros que puede ir variando de donde se le mira pero el ser aun así quedara vedado. Basicamente porque esta ajeno a la "unidad humana". Aunque bueno asumir esta teoría seria asumir que ninguna teoría es cierta al igual que esta así que pueden mandar a la mierda todo esto....

"La realidad no debe ser más que un telón de fondo."
(Oscar Wilde)

Perdonen la mala redacción pero era una ansiedad por escribir, más adelante ire mejorando mis preceptos y axiomas.

lunes, 15 de junio de 2009

No matemos al libro, que él nos mate a nosotros

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Últimamente me esta sucediendo que cada diez paginas que leo, entro en un estado de somnolencia tal que llego a soñar. Al principio lo encontraba muy poco práctico, de hecho no lo es en absoluto, (no creo que me sirva para la respectiva prueba del libro) sin embargo, luego le fui agarrando el gusto. Ya que no soñaba cualquier cosa, no señor, sino que entraba en la vorágine de la historia, me encarnaba en los personajes, sufría con ellos, los asesinaba y los amaba, los burlaba con prostitutas, los desafiaba a duelos, me sentía parte de la ficticia narración.

Comencé a odiar la aburrida realidad, prefería quedarme con mis Quijotes y Siddhartas intentando conocer el sentido o el saber máximo de lo existente, asustarme con los personajes de Poe y maravillarme con las extraordinariamente comunes elementos de García Marquez o Vargas Llosa. Enredarme en Horacio tratando de encontrar a mi Traveler y sumergirme en lo más hondo de la sórdida escuela de los perros. Pero no, ya tenía que venir alguien a sacarme del onírico mundo, a recordarme que debo leer no dormir.
Hemos desvalorizado tanto el soñar, el descansar, todo debe ser productivo y el sueño sin duda que lo es, pero ya nadie lo nota. Es la capacidad de soñar, de desconectarse un rato de esa maquina supra real, lo que nos mueve. Caminamos porque estábamos quietos. Sino cómo, quien distingue el sueño de lo real cuando no existe el dormir. Atiborrado de estos pensamientos un tanto absurdos arme mis valijas, me afeite de la mejor manera y me vestí con el mejor traje de tela de mi armario para emprender el gran viaje de mi vida. Quería perderme y a la vez encontrarme, no allá donde todo es causa y efecto, lógica común, moral inhibidora, una mala vida con un manual de acción. Así llegué aquí mi querido amigo. Me dormí para nunca despertar.

Creo que todo anda mucho mejor por aquí. A excepción de que a veces cuando me encuentro en una escaramuza o en una épica acción novelesca aparece de la nada un sujeto triste y extraño a la realidad. Es bastante cínico encuentro, ya que trata de ser amigo de nosotros continuamente pero de la nada desaparece, juega con las mujeres de por aquí, abusa de nuestra hospitalidad y ha ganado varias batallas obteniendo gran fama, pero aún así desiste en quedarse.

Me pregunto a dónde irá cuando se esfuma por arte de magia...

viernes, 1 de mayo de 2009

¿Igualdad?

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¿Somos iguales? Sí.
¿Por qué? Porque todos somos únicos e irrepetibles.
¿Es decir que somos iguales porque somos distintos? ...
¿Somos iguales porque creo en Dios y tu no?
Ciertamente no, pero somos parecidos ya que ambos tenemos la posibilidad de optar.
Optar, o sea existe una semejanza porque siempre decidimos.
¿Pero entonces cada vez que hago o decido o opto contrariamente a lo que tu haces me estoy pareciendo cada vez más a tí?
No, no existe eso de que sea más o menos igual, solo eres igual a mi por naturaleza humana, por aquella libertad, en resumidas cuentas, que en consecuencia te hace ser distinto a mí.
¿Tiene libertad el obrero de ser obrero? y al serlo, ¿sigue siendo igual a su jefe?
Todos somos libres de ser lo que somos, siempre esta la muerte como última opción.
Y claramente que no es igual al jefe en el ambito laboral, pero si como personas y ambos al ser iguales, tienen los mismos derechos y deberes.
¿Ambito laboral? Es decir que no somos iguales del todo.
Obvio que no, pero en lo último, en lo profundo, sí.
Pero si me decias que la igualdad era la diferencia de todos debido a nuestra libertad, el obrero y su jefe siguen siendo iguales en todo sentido, en el ambito laboral: uno explota al otro, en lo social: uno vive mejor que el otro, en lo economico: uno gana más que el otro, en todo ambito se diferencian debido a su "opción" de vivir, volviendose ambos en sujetos irrepetibles y únicos por ende son iguales o semejantes como seres humanos. 

Tenemos un mal concepto de igualdad, realmente no se si existe en general ya, pero si nos basamos en que la igualdad se fundamenta en que dentro del conjunto Juan y el conjunto Pedro, existe un elemento que existe en ambos que es lo irrepetible, que no lo pongo en duda, entonces todos seriamos iguales. Pero al menos para mí no lo somos o no lo seriamos por eso. Decir que la igualdad en los humanos radica en la diferencia es una incoherencia feroz, es decir que un lapiz (humanos) es blanco (igualdad) porque el negro(contrario a igualdad= diferencia) existe dentro de él. 
Podráis decirme que la igualdad es un elemento aparte que la diferenciación humana, pero como, si estamos planteando que la igualdad entre los seres humanos, o sea, lo que nos une o atañe a todos es lo que nos diferencia. Estamos encasillandonos a todos en una bolsa porque todos NO encasillamos en ninguna bolsa, es absurdo.

Yo busca una igualdad, una abstracción más que algo real, sustentada en la igualdad de todos como seres humanos, por ende como personas. No existe aquella igualdad pero se busca. 
Pero como no existe si todos somos biologicamente parecidos o pertenecemos al mismo homo sapiens sapiens. Pero es a esa persona a quien no se le respeta, es por eso que el obrero no es igual al jefe, porque no existe un igualdad personal, no existen las mismas posibilidades para ambos. Somos distintos y es por esto mismo que no podemos ser iguales. Podemos anhelar serlos mediante acciones que hagan respetar nuestro caracter último de ser personas.

Somos persona antes que todo, antes que ser ingenieros, ser mamá, ser marido, etc. Lo somos, pero a muchos se les olvida esto, colocan a la persona como lo más bajo y olvidable, tapandolo con etiquetas superficiales o roles, que sin duda pueden ser importantes, pero que no son más, en ningún caso, que ser personas. Además de esto, somos puestos en diferentes niveles, en el más o menos de algo, cuando ser persona es algo igual para todos, nadie es más persona que otro. Y no somos personas solamente por ser únicos si no tambíen y por lo más básico que es, ser partes del genero humano. Y no me quiero contradecir con esto, entiendase que por ser seres humanos (y por muchas otras razones discutibles más), somos personas (con muchas caracteristicas igual de discutibles como el ser razonables o ser únicos) y por ser personas es que somos iguales.
¿Ahora, se respeta la condición de persona hoy en día?  ...