Siempre nos hemos preguntado como hacemos el bien o lo mejor, para mí o para otros da igual, es esa moral la que nos impulsa a decidir ante dos alternativas que les asignamos categorías anteriores de bueno o malo, básicamente porque así funciona nuestra mente. Es un imperativo asignarle un espacio tiempo donde dentro de un gran estante situemos diferentes distinciones que para ciertos elementos tendrán la diferenciación de bueno o malo, de verdad o mentira, de práctico o inútil, etc. la hermenéutica por naturaleza. Y es en este proceso en donde entramos casi en un colapso mental al enfrentarnos a "otro", nuestras neuronas corren por todos lados desesperadas logrando situar en algún casillero a ese "otro". ¿Es un sujeto? ¿Tiene vida? ¿Me superara? ¿Me querrá? y dentro de todo ese proceso caemos en adjetivos "a posteriori" de esa persona nuevamente por necesidad. Curioso es cuando entramos en un conflicto aún más terrible y confuso, el cuál ha generado mucho debate a lo largo de la historia, respecto a cuando generamos "sociedad" con ese "otro". Es real esta conexión, o no será solamente mero accidente. Esa es la división que se ha generado entre grandes filósofos y ciertamente que da para cuestionarse cuando vemos que el fenómeno de la sociedad como tal ya resulta ser tan dominante en uno. No puede ser que sea mero accidente de dos o más cuerpos cuando existe tal grado de impacto pero pareciese ser que el concepto de Sociedad fuera tan vació al ser sólo una categoría dada precisamente por un o más integrantes de la propia. Es como si unos números se pusieran de acuerdo a llamarse "los naturales" por compartir ciertas características, pero lo propio de "lo natural" no existe. Lo mismo ocurre con lo bello, la verdad o lo bueno. Elementos subjetivos que en si no representan nada sino existe nada bello por ejemplo. "Lo natural" de los números naturales no existiría de no haber números con la compartida cualidad determinada que los agrupan en el conjunto de los naturales. Es decir, que todas estas categorías son dependientes de sus compuestos pero no viceversa, algo aparentemente evidente, pero muy importante a la hora de progresar ya que si mantenemos esto como cierto, la sociedad no es más que un concepto vacío creado para englobar o llamar un conjunto. Pero este conjunto no determina o al menos no existe por si mismo sino que por las cualidades compartidas que existen o que postulamos existir dentro de éste. Sin embargo, siguiendo esta lógica como podemos aceptar que la "Sociedad" influye en sobremanera a los que la integran, este supuestamente conjunto vacío afecta en sobremanera en las personas que día a día van adoptando caracteristicas ajenas a si mismos. Para ello ocuparemos la siguiente metáfora: Cuando juntamos nuestros libros y los colocamos en un estante, resultaría que ahora tenemos el estante de los determinados libros, siendo una completa sociedad de lementos parecidos. Pero vemos aquí el punto anterior, el estante en sí no tiene nada de común con un libro, lo hace ser meramente el observador. Es decir, que si nos ubicamos desde un punto de vista externo notaremos que no existe ningún grado de sustancialidad en la sociedad, solamente una categoría predispuesta. Pero que ocurre si nos situamos dentro este estante gigantesco llamado sociedad, nos veremos inmersos, nos sentiremos parte del estante y al lograr dicha conexión nos determinamos EN conjunto pero no POR el conjunto. El estante no nos modifica, nos modificamos al estar en contacto de otros con parecidas cualidades y es importante recalcar el "parecidas" porque el hecho de que no somos iguales del todo nos sirve para distinguirnos o no. Y es en este supuesto "reconocimiento" que diría Hegel donde nosotros nos vamos modificarnos. Un caso es el de la mujer-gallina en donde finalmente adoptó cualidades de gallina no por estar en un gallinero sino porque se rodeo de gallinas. Algo evidente porque los gallineros no hablan por así decirlo. Pero acabamos en que la sociedad no nos modifica, sino que es en la comunión con otros, con un pasado, un medio, etc. todo lo que esta externo. Pero si nos situamos desde el exterior, pensamos que la mujer-gallina es un disparate, pero básicamente no entendemos que son las excepciones de estantes que al generalizar no vemos. Entonces desde que observador nos conviene posicionarnos. Es tan sólo aparente la respuesta, ya que lo que vemos como observador puede engañarnos. Situarnos desde una lógica desde lo interno nos deja indefensos a este engaño en el sentido de que no podemos saber que lo que me rodea es lo que soy en verdad, no tengo como saber que estas gallinas sean lo mismo que yo; sin embargo sinos ubicamos desde lo externo no lograremos descubrir las excepciones ya que tendemos a generalizar en supuestos casi dados como por perfectos, al ver el gallinero asumimos que contiene gallinas, así como al estante de Ingles con libros de Ingles pero que conste que asumimos eso por las constantes o compartidas cualidades que existen dentro los elementos. En otras palabras, la mente humana tiene a completar figuras, a llenar estantes de elementos que de fuera son iguales pero que en el interior se diferencian. Lo importante es que no somos capaces de darnos cuenta en ambos casos si lo que identificamos es lo que realmente somos. Si se fijan, al integrarnos a la sociedad vivimos tranquilamente siguien lo que veo que mi entorno realiza. Pero si nos alejamos de la misma y vemos a la sociedad desde lejos vemos una masa de personas realizando pero lo que no implica que yo deba o no hacerlo. Al menos la primera opción nos deja un tanto más tranquilos pareciera. Son aparentes opciones, ya que previo a observar existe la duda, aparece la inseguridad ya que dependiendo de donde observemos veremos diferentes cosas. En el proceso racional de agrupar tendemos hacerlo por distinciones diferentes, pero no tenemos como saber si debemos hacer tal cosa y con que criterio podemos hacerlo, nuestra hermeneutica nos obliga a postular cosas que pueden ser de la misma forma como no pueden ser. Parecido al Noumeno de Kant, esta masa densa se nos presenta generando grandes dilemas donde podemos observarla sin saber bien que plantenado centenares de teorias esperando a a que cambien, o podemos hacernos parte de ella buscando encontrarnos quizás con lo propio de nosotros. Convivimos con ese miedo, con esa inseguridad solapada. Sin embargo, vivimos tranquilos creando nuestros propios preceptos, re interpretando lo que nos llega difuso y oscuro pareciendo todo un tanto más definido, más lógico, más real.
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