Se encontraba abrumado. Cada vez que desviaba la vista, cada vez que se volvía sordo y cada vez que desconocía al mundo, una persona había dejado de hacer presencia. Era la técnica misma encarnada en él, una especie de mesías de la instrumentalización hipebólica. Las personas habían dejado de ser, para sólo existir, y existir en base a él. Ese era el solipsista nato. Ese dominado por la neurosis actual, aquella que todo lo hace des-aparecer para ser sólo existencias de un stock aparentemente limitado. Pero que importaba si la familia, sus amigos, el tipo del metro, el vagabundo asqueroso y el perro con tiña eran reemplazables, eran meras solicitudes. Siempre había creído que se reían de él. Que si lograba pensar antes que ellos, podría sorprender a su madre con el camarógrafo y al perro hablando con el zorzal que se posaba en sus mañanas por la ventana al abismo. Pero nunca lo lograba, siempre estaban ahí, actuando para él. Haciéndole parecer que tenían vida, una falsa porque aparecían a su solicitar, a su propio aparecer. Llegó a pensar de que había algo en su razón, una especie de infiltrado natural, el cual le entregaba sus pensamientos a ellos, les decía cada idea que surgiese para sorprenderlos, para que ellos ya la supieran de antemano. Así que incluso hizo desaparecer a su propia razón. No hablaba consigo mismo, así que dejó de ser también su propia razón, cuestionarse había sido borrado de lo que quedaba de su memoria. Ocultó con el velo del olvido todo lo que se le mostraba iluminado. Pero entonces valía la pena vivir, ¡No te puedes preguntar nada! te pueden oír idiota, sí lo sé. Pero dime algo distinto.
Silencio.
Debido a que hizo des-aparecer todo, me vi obligado entonces yo a narrarles la historia; yo, su consciencia olvidada. Heidegger decía que el peligro supremo de la técnica era por partida doble, por un lado podíamos caer en distinguir todo como una posible existencia llegando a considerarse a si mismo como tal, él había entrado en su propio solipsismo como uno más de la obra de teatro. Y en segundo lugar, se corría el grave peligro de que lo que ha desvelado se ocultase por un velo aún más denso y dificultoso de notar. Este hombre ya no distinguía nada, por su propio destino de desenterrar el misterio de la verdad termino convirtiendo todo en un verdadero velo. No era ni feliz ni muy moral. No era ni pasional ni racional. No era nada sino que era todo, pero sin poder darse cuenta de ello irónicamente. Y así fue vagando por el mundo, fue sospechando lejos del mundo. Hasta que llegó a su idénticamente heterogéneo. Se encontró así mismo reflejado en un espejo. Notó que se movía y que a pesar de que intentase sorprenderlo esa persona extraña hacía la acción idéntica. Quién eres. ¿Puedes hablar? Sí, por qué no habría de poder. Creía que eras una existencia y no un ser autónomo. Haber perdona eso eres tú, aquí yo soy el único que es por y en sí mismo yo. Jah demuéstralo. Y frente a que no tenía como se sentó frente a él, por primera vez conocía a alguien que hacía lo mismo que él, por primera vez conocía su propio solipsismo hecho carne enfrentándolo de la misma manera que el lo había hecho con el mundo. ¿Y tienes familia? Claro que sí ¿Amigos? Cientos de ellos si quiero ¿una esposa, hijos, un jefe una suegra, un caballo, un perro? Tengo todo eso y más, después de todo, ellos viven en función de mí solamente, así como tú. ¿Perdón? Yo sé que tu eres sólo un actor más y que detrás de esos arboles hay cámaras y que me observan continuamente y que en mi mente tengo un bicho raro donde me leen todos mis pensamientos y... No puedes decir nada entonces, sin embargo me estas hablando. Yo digo lo que se me de la gana pues yo soy el que es y tu no. Pero si me estas hablando entonces reconoces que existo yo también. Bueno eso no tiene nada que ver aquí. ¡Ya callate!
Silencio.
Gracias a que tanto él, como su consciencia fueron desapareciendo me vi obligado a acabar con este relato.
Luego de tal constante monologo deshumanizador, su propio reflejo desapareció misteriosamente. Nunca más volvimos a saber que fue de él. Todos los días se sienta frente al espejo a esperarlo, a esperar que ese velo por arte de magia lo deje ver nuevamente extinguiéndose en la nada misma. Debe entender antes, que de no ser por mí esta historia no tendría final.
Ahora si, Silencio.
jueves, 15 de abril de 2010
Impugnando al reflejo
1Posted on 21:05 by Matías Valderrama Barragán
1 Confutación(es):
el texto esta excelente, si o si vas a ganar =) silencio.
Publicar un comentario