sábado, 17 de octubre de 2009

Digno de ser narrado

2

Es que no te quiero ver la verdad. Hoy por lo menos no.
Eso me dijo mi novia ayer cuando, con un extraño rechazo continuo, finalmente hacía explicito el rompimiento con esas palabras. Sería todo, colgué. Pero no, mi orgullo devastado no podía quedar así, mi mujer negándome salir y más aún, no era cualquier salida sino que iba a ir a una fiesta llena de hombres que podían aprovechar. Probablemente ya tiene a otro, y al escribir estas palabras noto que es muy evidente, seguramente quería evitarse esa incomodidad de tener al amante cercano a mí. Que fastidio, que doblez más grande. Después de tantos años soportándola, queriéndola y pisoteandome. No. Esta noche debía cambiar, o al menos en apariencia. Demostrarle a esa falsaria mujer que yo también podía salir por mi cuenta. Sea como sea, debía salir a alguna fiesta y encontrarme alguna idónea e ingenua, o quizás no tanto, mujer que con ella disipara toda la vesania que estaba sufriendo. Llegue incluso a poner música a un volumen alto, tomé un poco de whisky y me senté mirando a la nada pensando Puta que la estoy pasando la raja. Pero no, sabía muy bien que no y toda esa poca franqueza conmigo mismo me hacía arder aún más. Llame a algunos amigos buscando donde caer muerto, a ser el convidado de piedra que sólo quiere pasar al final y al cabo, en el alcohol. Sabía muy bien que no podía tocar a otra mujer que no fuera ella, la amaba o tal vez incluso la sigo amando pero para el caso da lo mismo el amor, llega a ser tan nimio que ni de eso me preocupe cuando llamé a una amiga. Que no era cualquier amiga sino que con ella había tenido un desliz por así llamarlo hace algunos años. ¿Alo Natalia?... Si mira porque no te vienes a mi casa e invitamos a algunos amigos, yo traigo algunas compañeras de trabajo que tengo, no se... hace tiempo que no te veo, esperaba que me llamaras... Y sí bueno pero ahora me enmiendo invitándote, no sé, a salir. Vamos a Providencia, al Pura Gula, donde te dan pizzas hasta reventar.... Si lo sé, ya no te acuerdas ingrato que me llevaste como tres veces... Ah bueno pero que me dices nos juntamos en el metro Pedro de Valdivia ahora... Esta bien...

Sexo, no era más que otra invitación a tener sexo, con alguien que siempre me había querido pero que ahora, en este contexto, llegaba a ser sucio. Sabia muy bien cuales eran mis intenciones, bastaba escucharla para entender de que la resignación había llegado a su vida a tal punto de aceptarle la cama a un lejano que estaba con otra. Pero eso tampoco tenía importancia, al igual que el amor, no obstante seguía creyendo en que no podría tocarla. Aunque era una delicia te diré, tenía unas piernas que te encandilaban cuando se comenzaba a desprender de su ropa. Y estaba en esas añoranzas cuando me di cuenta que eran las 11 de la noche. Metro a punto de cerrar y en las micros había que rezar para volver vivo. No importa. Yo debo salir, debo traicionar, debo realizar la soñada perfidia. Pero si tampoco vas a lograr algo. Debo y punto, esto me esta matando y si no hago algo quizás que haga. Mira te vas a exponer al peligro, y además arriesgas el no concretar nada y aún en el caso contrario, te arrepentirás toda tu... Shh Silencio.

Salí de mi casa con mil pesos, sabía que era muy poco para salir, pero no me importaba. Corrí como nunca para llegar al metro, y mientras estaba en eso pensaba en llamarla para decirle... Bueno ¿estas con el otro? me parece bien, no yo ahora voy saliendo, si saliendo. No, no es mentira, me voy a juntar con la Natalia por ahí a disfrutar no sé... Es que a ella si que la quiero ver, y de hace tiempo... Baje las escaleras... No como otras que simplemente no me quieren ver ni en pintura... Estaba abierto aún... En cambio la Natalia, si esa que llamas suelta, ella si que le encanto la idea de verme... Llegue al torniquete... Incluso hasta me dijo que me estaba esperando con una sorpresita guardada de hace tiempo, y creo conocer cual es... Saco la tarjeta del bolsillo... Y estoy seguro que me va a encender como la primera vez que se puso ese vestido... Saldo insuficiente... Ese vestido negro... Saldo insuficiente... Que tanto me prendía... Boleterías: cerradas... Posibilidades de salir: Cero... Hija de puta.

Así me fui rendido, preferí no llamar a mi ex-casi-amante para no contarle la penosa razón del cambio de planes. Camine por las misma calle que había pasado hace minutos sintiendo la burla de todos los transeúntes que sabían de mi regreso en derrota y humillación. Mi orgullo ya estaba en el infierno, no quedaba cosa por hacer más que llorar, más que agarrar a patadas y gritar hasta más no poder. Destinado a no hacer nada, por esa noche. Llegue a mi casa, resignado prendí el computador y busque si había alguna huella de ella, algún mensaje, algunas palabras de disculpas, de arrepentimiento, no sé. Pero no, nada. Absolutamente nada. Ya estaba a punto de estallar, necesitaba huir como las mariposas, dormirme para siempre en los lirios de la derrota, volar por el vacío de realidad. Necesitaba escribirte estas palabras. ¿Con que motivo? Sólo ella lo sabrá, mi querido lector.

2 Confutación(es):

Los juegos del amor (cosas que yo no he vivenciado) son algo extraños, son algo misterioso. Nos vuelven la mirada a nuestra asquerosa e, irónicamente, amada esencia.
Buen relato.

mmmm interesante, no me a pasado, pero no quiere decir que no suceda, buen relato.

saludos matias!

Publicar un comentario