martes, 25 de enero de 2011

Mi soliloquio del fin de mi soliloquio

2

Y allí estaba sentado yo. Como siempre. Prendí la tele y aparecía yo en las noticias del canal 5. El hombre es el único ser que puede aparecer en una caja y verse a sí mismo fuera de ella, a la vez, como si nada. Una horrible tragedia dejó 12 muertos de los cuales 12 de ellos éramos yo… Me deprimían todas las noticias malas, a diario moríamos alrededor de 160 en todo el planeta, y ahí es cuando me viene la sensación de culpa porque me digo a mi mismo ¿alguien debería morirse en este mundo apestado de nosotros no?... Pero ahí salgo yo nuevamente diciéndome a mí mismo que no puedo pensar así que cada yo es insustituible y toda esa basura moralista que me he vendido siempre. Luego dije por las noticias que mañana se acababa todo, no me asuste. ¿Algún día se tenía que acabar todo no? Y bueno después empecé a hablar de deportes,  mi equipo le gano a mi otro equipo, es raro sentir la victoria acompañada de la dulce derrota. Apague la televisión, ya estaba cansado de mí. Me recosté en mi cama mirando al techo pensando en lo terrible que va a ser morirme aunque sin miedo, en verdad te lo digo, era más por la cuestión de la sangre y todo eso que siempre me he dicho que sale cuando me corto con algo afilado. Me sumergí en un sueño bastante raro mientras estaba en eso. Todo mi mundo era el mismo, pero había sujetos, unos bien parecidos a mí y otros completamente diferentes, que no hacían lo que yo hacía tanto así que me entró una sensación rara, como incomoda pero vivamente sentida, como una angustia. ¿Angustia? Nunca había oído esa palabra. Me desperté y me encontré conmigo en mi cuarto. Me dije –Hola, en que andas- y me respondí que me había quedado dormido mientras pensaba en el fin de todo. –Va a ser duro ah pero algún día tenía que pasar- Me conteste. Me conté sobre el sueño que tuve, sobre mi sueño, pero resultó que yo también lo había soñado días atrás. Quedamos pensativos por un momento.  Me llame por celular y el ringtone rompió todo ese pensar. – ¿Hola que tal, nos juntamos a conversar hoy?- No, me dije, tengo visitas en la casa (me sonreí). –Vamos, no viste las noticias me muero mañana y tú con que tienes visitas, será la última vez que me vea no seas así contigo-. ¡Hey entiendo que quiero verme, pero quiero  que entiendas que yo hoy tengo visitas, una visita muy importante! Me reí de mí mismo.  – ¿Visita muy importante digo, acaso sería otro yo? porque no me imagino otra persona posible- Me dije con un tono burlesco bastante irritante. Está bien, puedo venir un rato pero sólo un rato, ¿me entiendo bien? –Perfecto voy en camino- Y al instante estaba yo tocando la puerta. – ¡Hola, que hubo! Donde esta esa visita, mi visita…- Nuestra visita dirás… -Si eso como digo- Bueno estoy en el cuarto de invitados, donde más podría estar. Así que fui a conocerla para llevarme la ingrata sorpresa de que era yo mismo. Hola, en que andas… Rayos ¿para esto me hice venir? Yo me advertí, si, si ya recuerdo… En fin quería conversarme sobre algo, resulta que hoy tuve un sueño muy raro y creo que sé a qué se debió: ¡Estoy soñando! ¡Ni yo ni mis otros yo existen! Sino que existen otros… Me mire con cara de incrédulo. ¿Otros? ¡Otros yo, estamos llenos de nosotros no te has dado cuenta! –No, me digo que hay OTROS, distintos a mí- Me paralicé y me paré, yo también hice eso y yo igual lo hice por seguirme. Me puse a pensar en cómo despertarme entonces y llegué a la conclusión que la única forma de despertarme era cayendo en el sueño más profundo, el de la muerte. Tenía un poco de pastillas para dormir en mi botequín, las suficientes como para morir por sobredosis pero no iba a poder permitirme morirme solo. Así que fui al patio de mi casa donde estaba yo y también yo y cientos de otros yo, todos con su cantidad considerable de pastillas. Las engullí todas de una y el cielo, que parecía ser azul, comenzaba a tornarse negro y a girar y a girar y a girar y a girar. Lentamente me fui cayendo en un torbellino de emociones en donde veía como yo me iba cayendo por otros torbellinos de emociones cayendo sin vida desde grandes alturas, reventándose mis cabezas por los impactos sonoros y aterradores de mis caídas hasta que el torbellino me soltó y en un santiamén me maté.

2 Confutación(es):

Perdona la pregunta, pero ¿Cómo puedo seguir tu blog, pues no veo la opción de "seguir"?

Saludos.

Publicar un comentario