sábado, 27 de marzo de 2010

Amoríos con la Soledad

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Esta noche iba a ser como todas las anteriores. La dibujaba con mis ojos, yo creaba cada linea, figuraba cada detalle como si yo mismo le hubiese dado la vida. Pero desde fuera, desde el rincón más profundo y lejano de observación. Eso era el poder, que ella nunca supiese, que ella nunca me viera. Así era siempre, así era nuestra relación y no había nada que exigir. ¿Con qué sentido? ¿Que iba a ganar? Al contrario, sería una incitación al precipicio, a la nada misma; y entre el vacío y la utopía era preferible esta última. Después de todo, así era siempre. Esa era ella para mí y no podía ser ella y a la vez otra diferente. 
Pero aparecía la Soledad, la puta del barrio, la que busca a cualquiera con tal de pasarla bien, aquella que te recuerda lo miserable que es creer en la utopía, lo poco consistente y efímero que es asumir que existe algo donde no lo hay. Y caes en el vacío. Y no paras de caer, cuando pensabas que llegabas al final, no paras de caer aún. Pero te comienzas a acostumbrar a ella, después de todo, es lo que hay. Algo tenemos que hacer con nuestras vidas dicen, o al menos evitar caer en el horripilante aburrimiento, en el desperdicio de segundos valiosos, hay que ser eficientes con nuestro andar y allí es cuando asumes tu existencia como un bien, que es limitado y escaso, que debes cuidar "tu vida" con tu propia vida, por lo tanto, lo razonable es... Y comienzas a proyectarte, comienzas a maquinar como gastar ese bien, hacemos gráficos inconscientes, cálculos superficiales y un sin fin de ecuaciones para hacer rendir ese bien llamado vida. Pero la Soledad seguía ahí, aún no se iba de mi morada, no era yo, sino la Soledad y yo en la cama quienes se proyectaban, sintiéndonos desesperados, mohínos y neuróticos pero resignados al menos. La pasábamos bien, utilizábamos bien el tiempo, lo suficientemente bien como para no asfixiarnos, nos empezamos a decir "te amos", a hablar de matrimonio, del trabajo y del ocio. Sin embargo, seguía cayendo y era evidente que era por la mera soledad. Así fui donde ella, a reclamar mis sueños y anhelos, mi sentido más profundo, algún motor diferente al simple devenir, a buscar mi mentira. Al verme me pidió que saliéramos al parque, me tomó de la mano y caminando por la calle "Pensar" comenzó a reírse coquetamente. Estaba confundido. Ven, no seas tímido, en ese árbol que da sombra. No era la de siempre; pero me gustaba, al fin creía tener la certeza de que era real, de que algo tenía sentido. Yo sé que siempre me has querido, quiero que me beses ahora, enséñame todo ese amor que has guardado hace tanto. Me estremecí; la felicidad parecía como una dulce parálisis total, donde ya todo acababa por fin. Cerré los ojos y me rendí al deleite de ese algo tan inmenso e indeterminable que acabo de sorpresa al cabo de unos minutos cuando me dijo al oído: Sigue así, goza este momento, es divertido verle la cara de sufrimiento a la Soledad. ¿Qué? ¿Acaso no has notado que nos ha estado observando tras los arboles?. Hubo un gemido y salió corriendo tras las bancas esparciendo lágrimas de ese dolor más profundo. Ella se puso a reír fuertemente, de la Soledad, de mí, de todos los ilusos que habían caído para volver a caer. La mire a los ojos notando que seguía siendo ella, esa lejana víbora que muerde su cola, la de siempre. No supe que decir, sólo reaccione a huir de ella o a  perseguir a la Soledad, para el caso daba lo mismo. La alcance luego de unos metros con el maquillaje corrido, sentada en la vereda tapándose la cara con las manos. Nuevamente no sabía que decir, casi por inercia intente abrazarla. Al principio me golpeó y se rehusaba hasta que finalmente termino llorando entre mis brazos. Llorando solo, con la Soledad.

lunes, 22 de marzo de 2010

Navegantes sin brújulas

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Despertó incomodado por el remo que tenía tras su cabeza que no lo dejaba dormir bien, observó hacia todos lados y para su sorpresa se encontraba en un bote en medio de una laguna o algún lago inmenso en el cual no se veía nada más que agua en el horizonte. No recordaba como había llegado hasta allí, sólo sabía que debía hacer algo, que tenía que haber un sentido para que lo colocaran en esa pequeña embarcación de madera con un único remo. Quizás hayan más como yo, quizás haya una costa a donde tengo que llegar, necesito descubrir que hay más alla de lo contrario me morire de hambre aquí mismo. Así que comenzó a remar, día y noche por vastas y tranquilas olas que lo llevaban en un vaiven delicioso y un tanto desesperante hacía una dirección, un fin que seguía por mera corazonada. Hasta que se encontró con otro navegante, uno con barba y enteramente desnudo quién se encontraba riendose y cantando al cielo miles de versos que el no entendía. A pesar de que él le hablaba, el poeta no se inmutaba en su algarabía y comenzaba a cantar y a reirse con más fuerza que antes, por lo que siguió su camino. Cuando ya perdía de vista el otro bote se detuvo un instante y se puso a razonar cómo hacer para encontrar el fin del lago, que seguramente habría de haber, después de todo ya había encontrado a alguien como él. Así que se le ocurrió en primera instancia sacarse sus ropas, rasgarlas en pedazos e ir dejandolas en la ruta que ya venía haciendo de hace algunos días. Entonces, luego de haber quedado completamente desnudo en su bote con un frio inmenso, se generó una enorme tormenta que agitó las olas antes tranquilas moviendo cualquier pedazo de tejido que habia dejado astutamente a cualquier parte. Desilucionado se detuvo a pensar en otro plan y comenzó a trazar mapas del lago o de cómo debería ser el lago, usando a la madera del bote y sus ya largas uñas como papel y lapiz de un inmenso mapa. Así fue probando las diferentes direcciones en base a sus registros, conociendo las bondades de su mar, en donde corrían peces, en donde era más turbia el agua o donde era más salada, en donde corría mayor viento, etc. Pero nunca dio con el fin del mismo. Ya muerto de hambre, cansado de tanto remar y pensar, se detuvo nuevamente, tiro el remo al agua y se acostó en su bote mirando al cielo. De pronto escuchó un ruido extraño a lo lejos, por lo que con sus ojos rapidamente trato de divisar algo. En el horizonte efectivamente se veía una silueta que se iba acercando lentamente a él por el movimiento del agua. Era, sin duda, el loco barbudo que pillo en primera instancia que continuaba riendose y cantando a los cielos, pero a diferencia de su primer encuentro, esta vez no le dijo nada, volvió a acostarse contemplando las nubes como se movían. Ya luego de unas horas, las dos embarcaciones chocaron entre si cortando bruscamente los cantos del lunático. Al verlo allí, enflaquecido y derrumbado, nuevamente comenzó a reir diciendole: Hey muchacho, te ves algo cansado de buscarle un fin a este mar. Sólo has estado dando vueltas y vueltas sobre el; muchacho, este mar no tiene limites, es maravillosamente infinito e insondable y no tienes para qué buscarle su finitud cuando nunca la encontraras... Y así ambos se largaron a reír de lo ingenuos que habían sido en otros tiempos, mirando hacia el lejano y utópico sol que se abría paso en el horizonte.

martes, 16 de marzo de 2010

El hombre en busca de su no sentido

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Pareciera ser que para Victor Frankl estamos todos perdidos en un interminable vacío en donde la única forma de poder salir es encontrándole un sentido a nuestra existencia. La humanidad se ha cambiado de vereda, partimos apegados a tradiciones y concepciones morales o religiosas por qué no, donde supuestamente ahí íbamos rodeado de sentido ya que ibamos todos para el mismo lado sin tener idea adonde íbamos. Hoy seguimos sin tener idea, pero cada uno camina por donde quiere, algunos por la vereda del frente, otros por la propia calle arriesgando su vida por hallar el camino correcto. Pero precisamente ahí veo que falla esta "voluntad de sentido" que a pesar de que caminemos miles y miles de kilómetros nunca sabremos si cumplimos o no nuestro verdadero sentido. ¿Pero acaso lo tenemos? Según Frankl existe un sentido para cada uno casi como si hablara Dios ofreciéndonos a todos la vida eterna. Justamente Dios debe estar sufriendo al ver como el hombre ha decidido caminar con otras direcciones, es como si nuestro mayor invento se pusiera a "buscar su propio sentido" dejando de hacer la función que le encomendamos. Diciéndolo de esta forma suena más aceptable al menos. Pero el mismo logoterapeuta llega a la conclusión de que al final de nuestras vidas, al minuto de ver la película de 5 segundos por nuestra mente, aún no responderemos la pregunta del por qué estoy acá. Pero no solamente esto es un tanto superficial, sino que además nos daremos cuenta que lo único que hicimos con nuestro "sentido de vida" fue agregarnos una etiqueta a la camisa que decía amar, ser millonario, conseguir la paz, etc. tan sólo etiquetas que nosotros fuimos creando de divagaciones varias por nuestro andar, sin embargo, al acabar nuestra existencia llegamos desnudos, sin ninguna de esas etiquetas por que precisamente nos dirigimos a lo desconocido, la nada o al cielo mismo. Al menos el campesino feudal ciegamente creyente vivía confiado que adorar a Dios era el camino para llegar a él al morir. Pero entonces que hacer, parecíamos más seguros creando nuestro propio camino de vida, sin quizás ser ese el camino o incluso sin haber tenido la necesidad de caminar en un principio.

Es importante destacar, que aquí no existe un problema de "vacíos existenciales" propiamente tal, sino que de absoluto miedo a no saber que hacer con la existencia, debido a que no sabemos que es existir ni como deberíamos existir propiamente tal. Hemos formado una sociedad y un legado histórico cada vez liberalizado respecto a este punto, la barreras morales que antes teníamos con las 12 tablas quedaron atrás y cada vez vamos no sabemos si avanzando pero si generando nuevos permisos con nosotros mismos curiosamente. Es decir, que en la raíz del hombre existen restricciones pero que justamente en el andar del mismo va destruyendo. Aún no sabremos si es el "camino correcto" pero la tendencia es que vamos encaminados a romper las propias reglas que nos hemos puesto, abriendo el espectro de las propias posibilidades inherentes en el hombre para sí mismo. Y no quiero parecer filosofo pero se ve en múltiples disciplinas, que tendemos a complejisarnos y no implica que hayamos aún avanzado. Es a esto lo que le tenemos un miedo increíble, tan grande que nos llegamos a sentir vacíos. Estamos en algo pero no sabemos nada de ese algo y mientras más respuestas intentamos dar más nos damos cuenta lo indefinible de ese algo. Pero este miedo no implica que nos lleve a un vacío propiamente tal ya que seguimos en ese algo. Y en vez de pretender "descomplejizarnos" debemos comenzar a abrir los ojos, es un hecho que la voragine de la historia y de la cultura en sí rondara por siempre, tanto la oralidad, la escritura y lo audivisual conviven simultaneamente en una estructura de sociedad bastante compleja y ya esta. A eso si que no hay retorno, y ojalá el olvido no sea considerado nunca una opción. Pero seguimos con la duda de qué hacer entonces con nuestra existencia, es preciso para una obra de teatro saberse el guión y ciertamente que lo es, pero el improvisar no nos aleja, pero si nos da otras respuesta que justamente no eran nuestro "sentido". Asumir que somos actores en un drama eterno llamado vida es el primer paso. Conocer nuestro guión nunca lo lograremos a cabalidad, hay gente que busca aprenderse el guión de memoria pero es evidente que somos limitados y que debemos tener la capacidad de actuar rápidamente antes que ponernos rojo e ir a bambalinas a suicidar nuestro personaje de inmediato. Otros intentan crear su propio guión, ¡pero como va a saber el de al frente tal cosa! En el improvisar, en el encontrar, en decir espontáneamente lo que más "nos haga sentido" he ahí la clave del buen actor. No estamos determinados, ni tampoco nos auto determinamos de tal modo que es irreversible ni de vital importancia buscar hacerlo todos los días, los giros en la trama siempre son bienvenidos en este acto.

jueves, 11 de marzo de 2010

Sustancialidad o Accidente: Meras apariencias

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Siempre nos hemos preguntado como hacemos el bien o lo mejor, para mí o para otros da igual, es esa moral la que nos impulsa a decidir ante dos alternativas que les asignamos categorías anteriores de bueno o malo, básicamente porque así funciona nuestra mente. Es un imperativo asignarle un espacio tiempo donde dentro de un gran estante situemos diferentes distinciones que para ciertos elementos tendrán la diferenciación de bueno o malo, de verdad o mentira, de práctico o inútil, etc. la hermenéutica por naturaleza. Y es en este proceso en donde entramos casi en un colapso mental al enfrentarnos a "otro", nuestras neuronas corren por todos lados desesperadas logrando situar en algún casillero a ese "otro". ¿Es un sujeto? ¿Tiene vida? ¿Me superara? ¿Me querrá? y dentro de todo ese proceso caemos en adjetivos "a posteriori" de esa persona nuevamente por necesidad. Curioso es cuando entramos en un conflicto aún más terrible y confuso, el cuál ha generado mucho debate a lo largo de la historia, respecto a cuando generamos "sociedad" con ese "otro". Es real esta conexión, o no será solamente mero accidente. Esa es la división que se ha generado entre grandes filósofos y ciertamente que da para cuestionarse cuando vemos que el fenómeno de la sociedad como tal ya resulta ser tan dominante en uno. No puede ser que sea mero accidente de dos o más cuerpos cuando existe tal grado de impacto pero pareciese ser que el concepto de Sociedad fuera tan vació al ser sólo una categoría dada precisamente por un o más integrantes de la propia. Es como si unos números se pusieran de acuerdo a llamarse "los naturales" por compartir ciertas características, pero lo propio de "lo natural" no existe. Lo mismo ocurre con lo bello, la verdad o lo bueno. Elementos subjetivos que en si no representan nada sino existe nada bello por ejemplo. "Lo natural" de los números naturales no existiría de no haber números con la compartida cualidad determinada que los agrupan en el conjunto de los naturales. Es decir, que todas estas categorías son dependientes de sus compuestos pero no viceversa, algo aparentemente evidente, pero muy importante a la hora de progresar ya que si mantenemos esto como cierto, la sociedad no es más que un concepto vacío creado para englobar o llamar un conjunto. Pero este conjunto no determina o al menos no existe por si mismo sino que por las cualidades compartidas que existen o que postulamos existir dentro de éste. Sin embargo, siguiendo esta lógica como podemos aceptar que la "Sociedad" influye en sobremanera a los que la integran, este supuestamente conjunto vacío afecta en sobremanera en las personas que día a día van adoptando caracteristicas ajenas a si mismos. Para ello ocuparemos la siguiente metáfora: Cuando juntamos nuestros libros y los colocamos en un estante, resultaría que ahora tenemos el estante de los determinados libros, siendo una completa sociedad de lementos parecidos. Pero vemos aquí el punto anterior, el estante en sí no tiene nada de común con un libro, lo hace ser meramente el observador. Es decir, que si nos ubicamos desde un punto de vista externo notaremos que no existe ningún grado de sustancialidad en la sociedad, solamente una categoría predispuesta. Pero que ocurre si nos situamos dentro este estante gigantesco llamado sociedad, nos veremos inmersos, nos sentiremos parte del estante y al lograr dicha conexión nos determinamos EN conjunto pero no POR el conjunto. El estante no nos modifica, nos modificamos al estar en contacto de otros con parecidas cualidades y es importante recalcar el "parecidas" porque el hecho de que no somos iguales del todo nos sirve para distinguirnos o no. Y es en este supuesto "reconocimiento" que diría Hegel donde nosotros nos vamos modificarnos. Un caso es el de la mujer-gallina en donde finalmente adoptó cualidades de gallina no por estar en un gallinero sino porque se rodeo de gallinas. Algo evidente porque los gallineros no hablan por así decirlo. Pero acabamos en que la sociedad no nos modifica, sino que es en la comunión con otros, con un pasado, un medio, etc. todo lo que esta externo. Pero si nos situamos desde el exterior, pensamos que la mujer-gallina es un disparate, pero básicamente no entendemos que son las excepciones de estantes que al generalizar no vemos. Entonces desde que observador nos conviene posicionarnos. Es tan sólo aparente la respuesta, ya que lo que vemos como observador puede engañarnos. Situarnos desde una lógica desde lo interno nos deja indefensos a este engaño en el sentido de que no podemos saber que lo que me rodea es lo que soy en verdad, no tengo como saber que estas gallinas sean lo mismo que yo; sin embargo sinos ubicamos desde lo externo no lograremos descubrir las excepciones ya que tendemos a generalizar en supuestos casi dados como por perfectos, al ver el gallinero asumimos que contiene gallinas, así como al estante de Ingles con libros de Ingles pero que conste que asumimos eso por las constantes o compartidas cualidades que existen dentro los elementos. En otras palabras, la mente humana tiene a completar figuras, a llenar estantes de elementos que de fuera son iguales pero que en el interior se diferencian. Lo importante es que no somos capaces de darnos cuenta en ambos casos si lo que identificamos es lo que realmente somos. Si se fijan, al integrarnos a la sociedad vivimos tranquilamente siguien lo que veo que mi entorno realiza. Pero si nos alejamos de la misma y vemos a la sociedad desde lejos vemos una masa de personas realizando pero lo que no implica que yo deba o no hacerlo. Al menos la primera opción nos deja un tanto más tranquilos pareciera. Son aparentes opciones, ya que previo a observar existe la duda, aparece la inseguridad ya que dependiendo de donde observemos veremos diferentes cosas. En el proceso racional de agrupar tendemos hacerlo por distinciones diferentes, pero no tenemos como saber si debemos hacer tal cosa y con que criterio podemos hacerlo, nuestra hermeneutica nos obliga a postular cosas que pueden ser de la misma forma como no pueden ser. Parecido al Noumeno de Kant, esta masa densa se nos presenta generando grandes dilemas donde podemos observarla sin saber bien que plantenado centenares de teorias esperando a a que cambien, o podemos hacernos parte de ella buscando encontrarnos quizás con lo propio de nosotros. Convivimos con ese miedo, con esa inseguridad solapada. Sin embargo, vivimos tranquilos creando nuestros propios preceptos, re interpretando lo que nos llega difuso y oscuro pareciendo todo un tanto más definido, más lógico, más real.

martes, 9 de marzo de 2010

El ocaso del periodismo y la sociedad digital

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Probablemente Nietzche le diría al cibernauta actual: ¡El periodismo esta muerto! Bueno y un par de otras cosas más, pero tal frase no se aleja en nada de la realidad. Boston Globe, uno de los diarios más importantes por años de los Estados Unidos está por acabar su larga historia al igual que tantos otros como la marca Tribune Company que integra una cantidad de diarios ya declarados en banca rota. The New York Times, tampoco se queda atrás y han bajado sus ingresos considerablemente llegando a la obligación de bajar los salarios de sus trabajadores. Y no es menor todo esto ya que han bajado en un casi 30% según cifras del propio New York Times los ingresos de los periódicos actuales. Básicamente este fenómeno se esta generando por dos razones: En primer lugar la conveniencia de publicitar productos o servicios en Internet, debido a que es mucho más barato y probablemente más eficaz, reduciendo la publicidad que pagan a los diarios siendo esta vía la mayor fuente de ingresos para estos. Y por otra parte tenemos a este Internet que nos ofrece información ilimitada y gratuitamente. Es evidente que este medio esta sobrepasando con creces tanto a los periódicos como a la televisión o la radio, gracias a no tener que pagar absolutamente nada y la capacidad de que el usuario elija lo que quiere ver, provocando que las nuevas generaciones (como uno) asuman a la información como gratuita casi por ley. ¡Pero si esta todo en la "red"! Para qué voy a pagar por algo que puedo encontrarlo yo o inclusive, que puede generar uno mismo. Vemos como cada día en twitter más y más gente comienza a sentirse reporteros de su mundo, y es que las facilidades que entrega este medio en particular dan la sensación de poder ser uno el periodista y no necesitar pagar nada para hacerlo, compartiendo la información a todo el mundo posible llegando a limites como realizar propios programas vía Streaming o series en Youtube donde las personas hablan, comentan, relatan sucesos que son de un interés global provocando un concepto nuevo que antes no existía: el de "compartir anónimamente". En particular al caso del terremoto en Chile, el medio de información más cercano y eficaz no fueron los diarios sino Twitter y fue este medio el crucial para encontrar a una cantidad de personas. Entonces para que preferir algo por el cual debo pagar si tengo mayor información, más cercana y libre de expresión en la web. Pero qué tan seria será esta información, el gran conflicto que se nos presenta es que en esta vorágine de información entre datos privados y públicos, como se puede distinguir una información fidedigna y seria respecto al tema que buscamos; y peor aún, que trabajo podrá haber hecho una persona cualquiera en publicar algo desde su casa.

Claramente que el periodismo está en declive y se verán fuertes consecuencias con esto ya que muchos medios masivos perderán el verdadero trabajo disciplinado de investigación. Siendo aún peor el hecho de que, debido a que existe tanta información en esta sociedad virtual, nos vemos en la necesidad de elegir, es decir, que el filtro lo hace uno mismo. Y qué tiene de malo eso dirán, que las personas solo leerán lo que les importe o lo que les llame la atención y esto ya se viene gestando de hace tiempo. Antes se consideraba el factor de informar como el más importante; ahora cada vez más se toma el carácter de ser "llamativo" para el lector, teniendo "expertos" que investigan actualmente de cómo las formas circulares en los anuncios atraen más al subconsciente que los cuadrados, por decir algo. Es en este filtro que realiza uno el triste prologo de ser personas casi-informadas. Suena curioso a estas alturas pero es muy relevante este punto ya que vemos como la gente al filtrar o más bien al hacer valer sus propios intereses van eliminado información que quizás no sea atractiva pero si de mucha necesidad, la política por ejemplo. Es más sabroso ver como pelean en un reality unas caras lindas que unos políticos en el senado, pero lo que resuelvan en el senado finalmente tendrá repercusiones en mí aunque no me hubiera interesado en ese minuto. Estamos formando especialistas pero no personas en este mundo digital. El concepto de persona no existe en medio de sujetos que velan por sus propios intereses tanto al informarse como al ejecutar acción, puro individualismo señores. Aunque los diarios persistan aún intentando ilusamente generar webs y portales de reportajes y columnas, el gasto que invierten en estos no va a dar frutos si la gente al menos pagara por visitarlos. Y caemos nuevamente en lo mismo, pagar. Algo que ya esta pasado de moda casi. Si antes era el feudo, luego el capital, ahora es el conocimiento. La labor del periodista era entregar el conocimiento masivamente que era difícil alcanzar solo. La misma función la cumple ahora la Internet y de una forma mucho más rápida. Por lo tanto, que nos queda esperar, pareciera ser que el individualismo llego para quedarse. Más que hablar de personas, tocará hablar de individuos, sujetos bien definidos y determinados quienes como ya todos hemos caído en parte, busca definirse cada vez más, especializarse cada vez más. Tanta información nos abruma y necesitamos orden, necesitamos apuntar solo en una dirección. Pero eso no significa que tengamos que olvidar el resto. Para que el estado, los sindicatos, los servicios públicos, etc. sigan funcionando es requisito no dejarlos de lado, informarse aunque sea poco, lo suficiente como para que no nos hagan tontos. Y no informarse tan sólo de 140 caracteres como lo es Twitter, no guiarse por lo atractivo sino por lo que sea (o intente ser) lo más completo. Formar un nuevo periodismo "casero" donde no sea solamente en base a lo que nos interesa leer sino en donde aprendamos a ser personas integrales. Sólo así podremos dejar la esfera de una sociedad virtual de la cual somos todos y a la vez nadie.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Inermes (Relato de un terremoto)

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El ventilador continuaba emitiendo el chirrido de siempre, ya era casi insoportable ocupar la maquina. Y digo casi porque Gabriel, el menor de todos, pasaba sus tardes frente a él sin preocuparse del molesto sonido. Ya sus padres yacían dormidos, su hermana se había ido con su pareja de años a no sé donde y su otro hermano, Miguel, se había ir¡do a una fiesta por allá arriba por lo que existia en todo la casa de cemento un enorme y grato silencio sobrecogedor. Siempre sus hermanos no lo hacían parte de sus andanzas y desde que su hermana comenzó a pololear ya casi ni los veía. Sentía mucha amargura porque extrañaba jugar con ellos, pero tenían que crecer y expulsarlo de su "tribu" para pasar a ser jóvenes con problemas de alcohol, de desobediencia y de absoluta rebeldía. Por suerte tenia su computador de siempre, esa enorme lata de información en la que cada día hablaba con amigos, o al menos imaginarios que le hablaban y le respondían tal cual como personas normales, muy fascinante le parecía cada vez que se metía en esta plaza virtual donde con los muchachos del barrio ponían a rodar el balón de la comunicación casi con la completa inseguridad de que al golpearlo realmente lo hayan tocado. Ocurre lo mismo con los terremotos curiosamente, al principio uno no sabe si el que se mueve es uno o la mismísima tierra, y luego de descubrir la realidad salimos despavoridos. No obstante, muy diferente fue la reacción de Gabriel esa noche. Ya estaba cambiando los canales de la televisión cuando comenzó a agitarse el suelo, y ante la duda se detuvo en el lugar pensando en lo que ocurría. Observó el rosario que tenia amarrado a su lampara en como se agitaba y ya definitivamente estaba seguro de que la tierra nuevamente mostraba su presencia presente comenzando así con la incertidumbre de que hacer en la extraña y alarmante situación. Tranquilo Gabriel pasará de inmediato quédate tranquilo, eso es lo mejor que puedes hacer. Pero al escuchar como se caían las vasijas en la cocina trato de huir despavorido pero la puerta no lograba abrirse. La lampara comenzaba a agitarse ferozmente y la luz oscilaba de un lado a otro acompañado de ciertas chispas que surgían de los enchufes. La maquina imponente se mantenía incolumne, no así la televisión que cada segundo se iba acercando más al borde del estante hasta ocurrir lo inevitable, caer en el absoluto vacío y destruirse por completo liberando una fuerte ráfaga de destellos que asustaron enormemente al muchacho que suplicaba por ayuda. Los libros volaban por los aires terminando desparramados por el suelo mientras las luces de afuera se comenzaban a apagar sumiendo a la casa en la completa oscuridad, sólo restaba su cuarto. Por un momento parecía ir declinando la furia del planeta pero eso sería por algunos segundos ya que volvió de inmediato con el triple de la fuerza desatada destruyendo todo a su paso. Se escuchaba caer de todo afuera y veía como las paredes se resquebrajaban rápidamente. La maquina se apagó de súbito dejándose desplomar por fin del escritorio al igual que el armario, era un completo desastre, un verdadero caos desatado en unos pocos segundos. Ya la lampara no pudo resistir más y lanzando unas enormes chispas dejo de alumbrar sumiendo al pobre hombre en la espesa negrura de la noche. Sentía como las paredes comenzaban a desmoronarse dejando una gran cantidad de escombros, abriéndose a unos jardines inmensos de profundo silencio y soledad. No lograba distinguir nada, sólo podía oír el crujir de las paredes que terminaban en el suelo derrumbadas y destruidas. Se salvó por milagro, pensaba, pero cuando logró encontrar la vela que tenía en su velador, al iluminar sólo vio arboles enormes por todos lados que lo cercaban como altas murallas medievales. Las fieras se escuchaban gruñir tras los arboles de cemento. ¡¿Cómo diablos llegó ahí?! Rodeado por quizás que animales feroces ocultos en la espesa selva gris únicamente apoyado por una pequeña vela, alejado de toda tecnología y civilización, aunque era tan fútil eso ahora; se sentía tan indefenso. Y ciertamente que lo era, ya que el hombre no es nada sin sus creaciones, sin sus grandes inventos. Encendió unos pedazos de genero del suelo y los unió a un palo de madera logrando iluminar más el perímetro, descubriendo ciertos ojos a una relativa distancia, muy rojos y grandes, eran varios y todos acechaban lentamente en circulo. Un lobo aullaba de lejos y ya la luna se mostraba con todo su esplendor. Estaban hambrientos y su visita hoy, era muy oportuna.