lunes, 30 de agosto de 2010

Jamás pensado

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Debo terminarme el libro de Sombart. ¿A qué hora era la ayudantía de mañana? Me parece que a las seis. Me toparía con natación en ese caso, no quiero faltar a eso.  Esta haciendo frio, como siempre los meteorólogos no saben nada. ¿No era a las 4:30? Definitivamente esta helado. Es bonita ella. Pero si fuera a las 4:30 me toparía con desarrollo de la cultura moderna no puede ser ahí, ese ramo es obligatorio, no juntarían dos clases por las puras. Me miró. Le gusta usar el pelo largo y ondulado, debe ser  interesante. Desde cuándo que me gustan las rubias.  ¿Era en la estación “Los Héroes” o en “Plaza Egaña” lo de Pablo? Sólo se veía bien de lejos. No importa, bajémonos aquí. Idiota te demoraras más así. ¿Y? no quiero llegar a la casa aún y tener que hacer mis deberes. Definitivamente no era muy linda, las rubias me han vuelto a defraudar. Las escaleras que hacen hoy, los peldaños son demasiado angostos como para ir dos personas siquiera por ellas. Frente a mí se acaba de caer de un escalón una niña, tan estrepitosamente que me causo risa al instante. Se le cayó su celular, me mira con vergüenza más que pena. ¿La ayudo o no la ayudo? Avanza rápido en búsqueda de su celular  y sigue su camino, yo he estado detenido en medio de la escalera aún, idiota reacciona.  No la ayude. Ella no quiso mi ayuda. Ni siquiera le dije algo como ¿estás bien? No hacía falta. Se debe haber sentido pésimo por el bochorno si su caída fue de película. ¡Muévete! Me grita alguien atrás. Enojado me golpea y cruza por el lado. Sigo caminando, manos en los bolsillos, música por mis audífonos; eso si que es reaccionar. Me rio. Pareciera que va a llover. ¿Era la ayudantía a las 6? No imbécil a las 4:30. Pero me toparía con, ah ya me acorde. Increíble como han arreglado estas veredas en tan poco tiempo, al menos algo ha hecho este alcalde.  ¿Habrá bebida en la casa? Quizás la nana dejó papas rellenas, no te acuerdas que hoy iba para la casa. Fantástico entonces, le quedan de maravilla. Es mi idea o ese basurero no estaba ahí antes. La vereda a pesar de estar nueva en este tramo ya esta media sucia, verdaderamente increíble como el hombre desecha sus máximas creaciones. ¿Reaccionar a qué? El semáforo esta parpadeando. Me debo apurar o sino no llegare. No alcanzo, mejor me detengo y espero. Viene un señor y cruza tranquilamente. Como no voy a cruzar yo. La calle está marcada por neumáticos, maldición, se puso roja; me apresuro.  Quizás la ayudantía es pasado mañana. Como se besan esos dos, pobres. Ahora ella le va a decir que está cansada, de que ya no lo ama como antes, de que la rutina los venció y cualquier otro eufemismo para evitar mencionar que ya no le es útil y que ahora no le reporta ninguna mísera ganancia. Hay que ser eficientes con el bienestar en esta vida ya es lo único que nos va quedando. El mismo perro de la señora de la esquina, siempre me ladra y cuando lo sueltan no dice nada, es un verdadero cobarde; ladra ahora no más, cuando estés afuera como me reiré de ti. –¡Buenos días señora!-  ¿Cómo era que se llamaba? ¿Doña Isabel o Bernarda? Alguien orino en su puerta, quizás un gato, quizás un ebrio. Ojala que no hayan garbanzos. Esta vida me mata del aburrimiento. La vida se ha vuelto increíble e inverosímil. Esto no puede ser la vida verdadera, la real. Por eso que estamos necesitados de novela, ficciones, películas,etc. para al menos tener algo con que soñar en las noches, tener algo que no sea vida, nuestras vidas. Algún absurdo en el que creer. Es ella, es ella, es ella. Es ella, la niña del  judío, pero que linda es. Algún día deberías preguntarle el nombre de una buena vez. ¡Pero que lindo vestido se ha comprado, le gusta el rojo carmesí al igual que a mí! La miro, ella me mira, miro al suelo. Mañana lo hago. Está lleno de colillas la calle, quizás mi vecino ha vuelto a estar ansioso y estresado.  Le duró poco la felicidad con esa señora, tú igual lo estarías si te vinieran a visitar en la tarde alguien y se fuera por la mañana, sí bueno que cómodo que debe ser. Quizás ya encontró otro con Jeep.  ¿Habrá encontrado su celular? La misma puerta de siempre. Maldición como muero por unos ravioles. Al llegar debería ponerme a estudiar. Llaves. ¿Dónde están mis llaves? 

viernes, 13 de agosto de 2010

Positivistas asquerosos

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Si Marx tuviese razón, tendremos armas por manos y sillas por pies.
Tendremos frías palabras en un mundo de gélidos sentimientos.
Seremos amantes del Smog y compartiremos con Soledad la cama,
Seremos embusteros frente a una sociedad de desconocidas reglas escritas.
Tendremos mecanismos , quién sabe para qué pero mecanismos.
La Histeria sera algo natural de la historia.
No necesitaremos sentido, esa cuestión es de hoy,
No tendremos corazón, las eficiencias se miden por la razón,
No hará falta la razón, lo relevante es la coacción. "Nuestra" Coacción.
Si Darwin tuviese la verdad, toda evolución no sería más que mera adaptación.
¿Mejor? Según quién me pregunto yo.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Filosofía termina con A (Segunda Parte)

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Cobarde, eso es lo que eres. Te gustó aparecer pero no exponerte no es así. Cobarde. Se venía murmurando en el metro a las ocho de la tarde, desconfiaba de todos aquellos viles sujetos que le ahogaban su metro cuadrado de vida. Nunca habíamos estado tan próximos, casi sintiendo el latir del otro y a la vez tan lejanos, casi sin sentir nada. Es agonizante la realidad. Si me pidieran que describiera la vida pues les diría que es un constante proceso de apertura al dolor que acaba irrevocablemente en la muerte. A medida que reflexionamos, algo casi ontológico en nosotros nos tiende hacia el fin, hacia la pregunta y no a la respuesta. Pero al parecer eso no importa o al menos a nadie le pre-ocupa (si es que hubiese a alguien que se ocupe de algo así) como para que aumente mi contador de visitas. Bueno, podríamos decir que a él sí irónicamente, en una suerte de sublevación del personaje frente a su creador. En ese entonces continuamente murmuraba al caminar, observaba con deleite los gestos y alargaba la oreja para escuchar o al menos creer decir de alguien desconocido el nombre suyo. Alguien. Alguien empieza con A; la misma de Anónimo ¿Azar? ¿Dios? ¿Políticos? Parecía que todo su mundo complotaba a su alrededor retornándole el recuerdo miserable de aquel odioso y desconocido sujeto que un día por medio de palabras manchadas con sangre destruyo absolutamente sus sueños y teorías. El mundo estaba, ha sido y estará desencantado. ¡Pero si va a mejorar! ¿Sí? Y según quién, según Dios, el azar o el político quizás; toda la moral no viene a ser más que banalidades relativas carentes de verdad o al menos de alguna pizca de realidad. El hombre tiene múltiples necesidades por naturaleza, unas van y otras vienen; recordarlas ya desaparecidas es un sin sentido desde el presente. El hombre necesita y no hay nada peor que eso. No, el mundo no mejorara, al diablo con los positivistas. Y así comenzó una densa aura negra a rodearlo por completo sin darse cuenta. Al cabo de unas semanas, de haber visitado a cada amigo o cercano que podría darle serias sospechas se acostó por varios días. Afiebrado y con grandes malestares, persistía en sus reflexiones y maquinaciones de que como descubrirlo o descubrirla. Hasta que dio con ese alguien. Estuvo frente a sus ojos todo este tiempo y no lo había notado, pero ahora que lo planteaba como posibilidad, existía un porcentaje de ser A. Vivía en la calle Sin nombre con Plus Ultra. Cosas de la vida, Plus Ultra hacía alusión al más allá en latín y ahora él lo iba a mandar precisamente al más allá, si existiese claro.  Primero fue a corroborar los datos teatralmente como muy bien lo sabía hacer, siempre con su pistola escondida en caso de fugas indeseables.  Le abrió la puerta enérgicamente, él muy ingenuo. Hey te quería preguntar si te gustaba Charly Garcia… ¡Sí! Que quería saber si tenías el disco “Filosofía barata y zapatos de goma” que me encantaría escucharlo… Silencio. No le respondió absolutamente nada cuando de pronto comienza a sonar la canción de fondo en su tocadiscos. Se puso pálido y balbuceo unos sonidos amorfos pero el ya había sacado la pistola alegremente. Ya era obvio lo que iba a pasar. Se rió mientras le suplicaba perdón, que no había sido para tanto, que asumía su ignorancia, que nunca más iba a escribir bajo el nombre de Anónimo. Él se acercó algo cansado pero satisfecho por su larga búsqueda y metiéndole el arma por la boca le dijo al oído: Valías más como un infinito anónimo. Mírate ahora,  no eres más que un completo miserable rogándome perdón. Agradéceme mejor, morirás dignamente al haber sido alguna vez alguien y nada más indeterminado que ese alguien, al alguna vez haber sido ese nadie, un indefinible y absoluto desconocido.  Su mano tembló por un segundo antes de que apretara del gatillo acabando así, con toda su substancia frente a un espejo.