Hablaba de solipsistas y de la mansedumbre, de quienes sólo dan por verdadero la propia existencia y de aquellos que ya olvidaron su existencia por la de otros. Mencionaba la vital diferencia entre el sujeto, su contorno y el entorno; entre el actor, la brisa del escenario y el telón de fondo. Fascinado marcaba las dos relaciones de la vida humana: una subjetiva en donde la resignación y la utopía estaban en constante contienda y una inter-subjetiva dominada por la frustración y asombro de encontrar otro que rompía el solipsismo en general. Explicaba como la sociedad, el estado, nuestro Dios y finalmente “el otro” no eran más que proyecciones sociales, apariencias superiores a la de uno y a la vez inexistentes; solamente eran desesperaciones ante lo perecedero de la nada, ante lo natural de lo ininteligible o mejor dicho, de lo ininteligible de la naturaleza. Sólo hay contradicción y aparentes soluciones, sólo deseo y razón pedante. Los círculos perfectamente lógicos nunca habían sido tomados tan cuadradamente estúpidos, sin embargo, nunca falsos. Porque siquiera la certeza de lo falso se podía asegurar, eso venía a ser lo irónico del confutar. Hasta que apareció aquel comentario.
Anónimo dijo:
Filosofía barata y zapatos de goma. Ojala escribieras con menos silabas y más coherencia. Que fácil es esconderse detrás de un “blablá” cuando en realidad no se dice nada. No temo por ti, si no que temo por todos nosotros. Pobre huevon pasado a caca.
Quedó paralizado por unos minutos. Hace tanto tiempo que estaba esperando alguna respuesta de su nulo público cuando aparece tal critica. Todas sus reflexiones no eran más que mierda para ese tipo. Al principio lo aceptó. Después de todo, nunca he sido muy buen escritor ni mucho menos filosofo, intento redundar mucho en las ideas hasta que me salen peor; se decía. Volvió como si nada a su rutina, actuando conformidad con su auto crítica. Pero no pudo, al cabo de unas horas volvía a releer el mensaje con impotencia. ¿Anónimo? Anónimo ¡Anónimo!
Es más fácil cuando conoces a ese alguien porque no destruye tu pensar sólo tu corazón. No así cuando la persona se vislumbra como infinita, como indocumentada y superior, porque es allí donde más lo aceptas. Pues no hay otra. Pero siempre la habido, en apariencia, acabar con ese otro, algo que muchos famosos han caído. Fue entonces cuando empezó a desear su muerte, a verle su rostro y ensartarle una bala en su ojo izquierdo.
Releyó cada una de las oraciones buscando pistas. Claramente era muy pobre su vocabulario y sus modales denotaban rencor y mala educación. Le gustaba Charly Garcia, fue lo segundo que notó por la primera frase proveniente de una canción del mismo nombre. Era una nimiedad, habían miles de personas a las que les gustaba aquel músico, incluso a él tal vez un poco. Luego pensó que si tal comentario fue publicado en su blog, probablemente era algún conocido por él ya que solo sus cercanos conocían la existencia de tal sitio. ¿Pero quién de estos haría tal cosa? Se sintió traicionado. ¡Es fácil esconderse bajo el nombre de Anónimo no te parece imbécil! Exclamó pero nada cambiaba después de todo, anónimo ni siquiera es un nombre. Que paradójico resulta que una palabra denote precisamente lo que no debe ser denotado.
Tomó una hoja y empezó a anotar cada uno de los posibles Anónimos y empezó a dejar fuera de la lista a aquellos que no podían ser por diversas razones que se reducían a lazos sentimentales. Anotó la hora del suceso, las 2:05 de la tarde, guardó su pistola en su chaqueta y partió el viaje a hablar con cada uno de los de la lista que aún no estaban tachados. Les preguntaba sobre qué estuvieron haciendo a las dos de la tarde, que cómo han estado, que si les gusta Charly García, que cómo iba la universidad, que si conocen una canción, etc. Todos se mostraban muy normales al responder y resultó que ninguna de las de la lista podían haber sido. Cabían dos posibilidades solamente: o se había equivocado en la lista y era una persona desconocida para él o alguno le mintió. Pensó en el hecho de que si alguien le hubiese mentido entonces este ya sabría que él estaba buscándolo por lo que volvería a jugar pronto de modo que ahora si quedara libre de sospechas. Siendo las 8 de la tarde aún no había otro comentario o mensaje por lo cual si sus deducciones estaban en lo cierto, “A” aún no sabía que lo estaban acechando.
Por lo que las mayores probabilidades se encontraban en que “A” no estuviera en la lista, por lo que volvió a pensar pero ahora minuciosamente quién podría ser. Ya no habían ni amigos, ni amigas, ni antiguas novias, sino que ahora estaban aquellos anónimos cotidianos. Comenzó por la empleada de su hogar, luego por el amigo entrañable de su padre, por la madre de una amiga, por una conocida de la tía de un amigo hasta por el mendigo de la esquina que quizás escucho la dirección de su blog en la calle alguna vez. Ninguno de ellos estaba exento de posibilidad, aunque fuera un 0,01% de probabilidades. No durmió esa noche revisando en la internet perfiles y blogs de otras personas buscando algún indicio, alguna pista que sirviera para culpar a ese alguien de ser “A” pero nada.
Ya, al amanecer, agotado de tanto pensar e investigar sin sentido, se dispuso a idear un plan. Fue así como configuró su blog para que se guardara un registro de sus futuras visitas, así que el próximo o los próximos que leyeran su blog serían los principales culpables de ser ese Anónimo que tanto deseaba conocer y eliminar.
Así que si estás leyendo esto “A”, pues ten por seguro que caíste en mi trampa. Ahora entiendo porque tienes temor y miedo, porque sabes que vas a morir pronto. Y te lo digo a ti, que estas leyéndome ahora en este preciso momento, prepárate porque te convertiré en la infinita mierda que eres, mi querido y gran lector anónimo.