domingo, 25 de julio de 2010

Anónimo empieza con A (primera parte)

0

Hablaba de solipsistas y de la mansedumbre, de quienes sólo dan por verdadero la propia existencia y de aquellos que ya olvidaron su existencia por la de otros. Mencionaba la vital diferencia entre el sujeto, su contorno y el entorno; entre el actor, la brisa del escenario y el telón de fondo.   Fascinado marcaba las dos relaciones de la vida humana: una subjetiva en donde la resignación y la utopía estaban en constante contienda y una inter-subjetiva dominada por la frustración y asombro de encontrar otro que rompía el solipsismo en general. Explicaba como la sociedad, el estado, nuestro Dios y finalmente “el otro” no eran más que proyecciones sociales, apariencias superiores a la de uno y a la vez inexistentes; solamente eran desesperaciones ante lo perecedero de la nada, ante lo natural de lo ininteligible o mejor dicho, de lo ininteligible de la naturaleza. Sólo hay contradicción y aparentes soluciones, sólo deseo y razón pedante. Los círculos perfectamente lógicos nunca habían sido tomados tan cuadradamente estúpidos, sin embargo, nunca falsos.  Porque siquiera la certeza de lo falso se podía asegurar, eso venía a ser lo irónico del confutar. Hasta que apareció aquel comentario.
Anónimo dijo:
Filosofía barata y zapatos de goma. Ojala escribieras con menos silabas y más coherencia. Que fácil es esconderse detrás de un “blablá” cuando en realidad no se dice nada. No temo por ti, si no que temo por todos nosotros. Pobre huevon pasado a caca.
Quedó paralizado por unos minutos.  Hace tanto tiempo que estaba esperando alguna respuesta de su nulo público cuando aparece tal critica. Todas sus reflexiones no eran más que mierda para ese tipo. Al principio lo aceptó. Después de todo, nunca he sido muy buen escritor ni mucho menos filosofo, intento redundar mucho en las ideas hasta que me salen peor; se decía. Volvió como si nada a su rutina, actuando conformidad con su auto crítica. Pero no pudo, al cabo de unas horas volvía a releer el mensaje con impotencia. ¿Anónimo? Anónimo ¡Anónimo!  
Es más fácil cuando conoces a ese alguien porque no destruye tu pensar sólo tu corazón. No así cuando la persona se vislumbra como infinita, como indocumentada y superior, porque es allí donde más lo aceptas. Pues no hay otra. Pero siempre la habido, en apariencia, acabar con ese otro, algo que muchos famosos han caído. Fue entonces cuando empezó a desear su muerte, a verle su rostro y ensartarle una bala en su ojo izquierdo.
Releyó cada una de las oraciones buscando pistas. Claramente era muy pobre su vocabulario y sus modales denotaban rencor y mala educación.  Le gustaba Charly Garcia, fue lo segundo que notó por la primera frase proveniente de una canción del mismo nombre. Era una nimiedad, habían miles de personas a las que les gustaba aquel músico, incluso a él tal vez un poco. Luego pensó que si tal comentario fue publicado en su blog, probablemente era algún conocido por él ya que solo sus cercanos conocían la existencia de tal sitio. ¿Pero quién de estos haría tal cosa? Se sintió traicionado. ¡Es fácil esconderse bajo el nombre de Anónimo no te parece imbécil! Exclamó pero nada cambiaba después de todo, anónimo ni siquiera es un nombre. Que paradójico resulta que una palabra denote precisamente lo que no debe ser denotado.
 Tomó una hoja y empezó a anotar cada uno de los posibles Anónimos y empezó a dejar fuera de la lista a aquellos que no podían ser por diversas razones que se reducían a lazos sentimentales. Anotó la hora del suceso, las 2:05 de la tarde, guardó su pistola en su chaqueta y partió el viaje a hablar con cada uno de los de la lista que aún no estaban tachados. Les preguntaba sobre qué estuvieron haciendo a las dos de la tarde, que cómo han estado, que si les gusta Charly García, que cómo iba la universidad, que si conocen una canción, etc.  Todos se mostraban muy normales al responder y resultó que ninguna de las de la lista podían haber sido. Cabían dos posibilidades solamente: o se había equivocado en la lista y era una persona desconocida para él o alguno le mintió. Pensó en el hecho de que si alguien le hubiese mentido entonces este ya sabría que él estaba buscándolo por lo que volvería a jugar pronto de modo que ahora si quedara libre de sospechas. Siendo las 8 de la tarde aún no había otro comentario o mensaje por lo cual si sus deducciones estaban en lo cierto, “A” aún no sabía que lo estaban acechando.
Por lo que las mayores probabilidades se encontraban en que “A” no estuviera en la lista, por lo que volvió a pensar pero ahora minuciosamente quién podría ser. Ya no habían ni amigos, ni amigas,  ni antiguas novias, sino que ahora estaban aquellos anónimos cotidianos. Comenzó por la empleada de su hogar, luego por el amigo entrañable de su padre, por la madre de una amiga, por una conocida de la tía de un amigo hasta por el mendigo de la esquina que quizás escucho la dirección de su blog en la calle alguna vez. Ninguno de ellos estaba exento de posibilidad, aunque fuera un 0,01% de probabilidades. No durmió esa noche revisando en la internet perfiles y blogs de otras personas buscando algún indicio, alguna pista que sirviera para culpar a ese alguien de ser “A” pero nada.
Ya, al amanecer, agotado de tanto pensar e investigar sin sentido, se dispuso a idear un plan. Fue así como configuró su blog para que se guardara un registro de sus futuras visitas, así que el próximo o los próximos que leyeran su blog serían los principales culpables de ser ese Anónimo que tanto deseaba conocer y eliminar.  
Así que si estás leyendo esto “A”, pues ten por seguro que caíste en mi trampa. Ahora entiendo porque tienes temor y miedo, porque sabes que vas a morir pronto. Y te lo digo a ti, que estas leyéndome ahora en este preciso momento, prepárate porque te convertiré en la infinita mierda que eres, mi querido y gran lector anónimo.

miércoles, 21 de julio de 2010

Suicidios indeseados

1

Miraba su bello rostro en esa espesa negrura. Ya no recordaba como había llegado a las orillas de ese río  inmóvil y oscuro, bastó notar su reflejo para quedar prendado, para quedar completamente atrapado a ese extraño y fascinante espejo acuoso. Nunca me separaré de tí se decía a sí mismo sin darse cuenta del hecho que ese "de tí" era irreal e ilusorio, una vil apariencia de las infinitas que gobiernan este mundo aburrido. De hecho, ya había olvidado como solía ser aquel mundo, ya no era más que sufrimiento aquel vetusto lugar, aquella fase previa a la felicidad, porque ahora él se sentía pleno, por fin había encontrado su reflejo. Se acostó en el borde, maravillado ante las acciones de su alter-ego que aparecía como alguien entretenido y atractivo, lo que siempre había deseado ser. Se notaba que sabia gozar de la vida y no se dedicaba a preguntarse por la esencia de las cosas, se reprochaba a sí mismo él muy desgraciado. Deseaba ser como él. Deseaba ser lo que es.
Primero dejó caer su brazo y se asustó al ver que aquel admirado y pomposo hombre se borraba. Se tornaba difuso pero rápidamente volvía a la nitidez, luego de unos minutos el agua ya había vuelto a calmarse. Luego introdujo lentamente el pie izquierdo; sentía como por fin conseguía lo que estaba buscando, esa brisa que corría era sino su salvación. De pronto sonó un estridente sonido por lo que su reflejo huyó despavorido, al igual que él del charco. Al cabo de unos minutos, nuevamente volvió a acercarse a observar que ocurría en ese otro mundo, al que él siempre hubiese querido pertenecer. No, ya no estaba ahí aquel sujeto, se había hecho humo. Quedó intrigado por el sonido y por la desaparición del sujeto, de su sujeto. Observó por horas y nada ocurría, en eso llegó la desesperación. Hola que tal soy tu desesperación y te quiero decir que es tu culpa. Siempre lo ha sido. Crees que quedandote en la orilla, mirando como un cobarde desde lejos, podrás conseguir eso que tanto anhelas. ¿Qué no sabes qué es lo que anhelas? No me hagas reír, tu y yo sabemos bien que queremos en la vida o es que acaso eres de esos jodidos humanos que se preguntan por su existencia constantemente. ¡No! No me digas, con mayor razón entonces. ¡Es tu culpa! (se decía mientras tiraba una carcajada) Deberías ser irracional, deberías dejar llevarte por tu propia voluntad. Si al fin al cabo no hay nada más. ¿Esperanza? bueno si quizás para los débiles que la necesitan. Pero si vivir en la duda nunca ha sido más perjudicial para la salud hombre. Venga, arriesgue y logra lo que tanto quieres, Lo que tanto eres. Si él se fue, es por tu culpa. Se marchó porque nunca te arriesgaste o es qué no lo deberías hacer. Pues yo, no sé.
Se puso de pie y se sumergió de un viaje en la oscuridad.
Fue cayendo en un pozo muy profundo, al menos en apariencia, ya que fueron sus últimos segundos más largos de su vida  hasta que se golpeo con un metal. No veía nada, sólo unas enormes luces  que se acercaban a él a gran velocidad que lo cegaron en un instante. Escuchó gritos de mucha gente hasta que el tren lo arroyó sin piedad, su cuerpo se atascó en las ruedas que no lograban aún detenerse. Su cerebro se pulverizó y sus ojos reventaron al chocar su cabeza con el foco izquierdo de la maquina que al quebrarse dejó lo que quedó de su rostro lleno de cristales incrustados profundamente. Curiosamente su corazón se salvó, pero sus familiares no lo quisieron donar. Sólo eso faltó, sólo eso faltaba.