miércoles, 10 de octubre de 2018

Reencuentros

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Venía con el corazón anudado mientras caminaba. ¿Qué pensará? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Qué estará deseando conseguir con todo esto? ¿Cómo decirle lo que quería decirle después de tanto tiempo? Repasaba una y otra vez posibles guiones para decirle un "lo siento".  Se compró un té, se sentó y se puso a mirar su celular. En su burbuja tecnológicamente asistida se fue calmando, hasta que escuchó un ¿Claudio? Vaya que estás igual. ¡Mane! Cuánto tiempo, tu si que estás igual. No has cambiado nada... ¿Eso era algo bueno o algo malo? Poco importaba ya. Hablaron de cómo se encontraban sus familias, amiges y cercanes. De cuánto tiempo habia pasado en ellos. De tantos personajes que se habian enredado -y desenredado- al encontrarse esos dos. Todo seguía igual, los nudos seguían haciéndose y deshaciéndose. Las mismas sonrisas, gestos y miradas. Ella deslizó un viaje cercano con su actual pareja al sur. Él de sus proyectos de vivir en Estados Unidos con su actual pareja. Ya no tanto el cuánto sino el por qué el tiempo les había pasado, era la pregunta que se hacía. Ya me debería ir, dijo ella, no tengo mucho tiempo. Tiempo, tiempo, siempre el tiempo. A lo que rápidamente respondió un "espera, te debo un lo siento". Un nudo lentamente se desamarraba al escuchar un "gracias, que bueno que me lo digas".  Se entregaron sus respectivas fotos, la excusa material del reencuentro. Se despidieron y todo siguió igual. Las lineas siguieron caminando.

martes, 2 de octubre de 2018

La confutación del tiempo

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Ha pasado tanto. Tanto ha pasado. Todo parece retroceder y a la vez todo se experimenta de manera diferente. ¿Uno crece o es el Uno lo que crece? Tiempo, necesito tiempo. ¿Me pudieras brindar un poco de tu tiempo? Dedico todo mi tiempo para pedir un poco de tiempo a los demás.

¿Para qué era el confutar? Se preguntaba entonces ¿Por qué era el confutar? ¿Cuándo el confutar se convirtió en pasado? De vez en cuando el confutar volvía a luchar, como cuando escribió estas palabras. En medio de pianos y guitarras a las 3 a.m., revisitaba hipervínculos y vínculos perdidos, códigos html y palabras rotas, comentarios anónimos y sentimientos anonimizados. Revivía el confutar al concentrar tu tiempo en él, o eso pensaba. ¿En qué cielo habrá acabado platoncito?

Vuelvo al confutar para hacerme creer que me alejé en algún momento. Para adoptar aquellas palabras como un reflejo de lo que "era". Para comprender cómo me sentía y cuán distinto me siento ahora ¿verdad? Pero la verdad no es así, duda.

Entró al confutar en modo incógnito. Buscaba ocultar sus pasos de sí mismo. Nunca se iba a enterar quien pasaba por ahí, qué versión de sí o en qué situación de sí se enfrentaba una vez más en la lucha de opiniones. ¿Era el mismo? ¿era otro? era (lo) incógnito.

A mi mente viene la realización de que quizás ese confutar sólo existe como ideal. Todo tiene fecha de vencimiento, pero nada vence para dejar de vencer. Nada vence al tiempo. La nada, sí, eso es, quizás al dejar nada, estaré confutando finalmente. El tiempo se (me) hace nada. Preciso de tiempo. ¿Ya te pedí tiempo?

Sueño, me está llegando el sueño otra vez. Esto parece ser un canal de YouTube para mi presente. Por favor suscríbete a mi pasado y dale like a mis súplicas por like. Y así, el fantasma vuelve a recorrer este sitio. ¿Me vas a culpar por querer ser querido? ¿desear ser deseado? Bueno sí, siempre mis métodos han sido un poco heterodoxos, lo sé. Es lo que me hace silenciosamente llamativo, heteronormado y cansador, no lo sé. Algunos animales y plantas piden afecto de forma más explícita, lo sé. Quizás estas palabras las vuelvo a escribir para que tu me reconozcas, no lo sé. Soy esclavo de mi futuro. Nietzsche reaparece equivocadamente en la escena.

Duda. A lo mejor eso es el confutar, la continua duda para vencer toda verdad definitiva, aquello sin futuro. Un test de fuerzas sujetas al tiempo. Hacer vencer lo invencible. No, eso no es, confutó la narradora.