Escribo mareado estas palabras, pero hacía tiempo que no sentía más helada mi frente. Vuelvo a escribir por ese malestar constante en mi vida. Ese sentimiento de incomodidad ante la existencia. Esa nausea de la que escribía Sartre. Nausea no de no entender, sino de precisamente todo lo contrario. Ese mareo de entenderlo todo. De que todo tenga explicación y a la vez nada tenga sentido. Todo se me hace entendible, inclusive lo inentendible que a veces resulta ella. La vida vive en su muerte. El árbol germina al marchitarse. El humano se hace en lo no-humano, en lo animalesco, en lo sádico.
Toda esa historia, toda esa concatenación de eventos, sin ningún final, sin ningún principio conocido, o que simplemente nos negamos a conocer. Todo el vacío, todo el silencio, todo el sueño... me produce esta nausea, este ahogo, este mareo sin mar. Algunos dicen que cuando te emborrachas, actúas como tu verdadero ser, quizás por eso se dice coloquialmente "te curaste". Pues bien, yo siempre que me curaba, vomitaba. Tripas, carnes, arroces, pastas... Todo devenía en vomito luego de curarme. ¿Acaso vomitaba para curarme? Quizás el vomito se curaba de mi. Su existencia era para ser regurgitado, así como mi habitar este mundo.
De la misma manera, hoy vomito estas palabras. Más bien, hoy me vomitan a mi mismo. Yo era el malestar que les impedia cumplir su misión de salir de mi boca, de mis dedos, de mis tecnologías. Yo soy un instrumento, instrumento del sin sentido.
Toda esa historia, toda esa concatenación de eventos, sin ningún final, sin ningún principio conocido, o que simplemente nos negamos a conocer. Todo el vacío, todo el silencio, todo el sueño... me produce esta nausea, este ahogo, este mareo sin mar. Algunos dicen que cuando te emborrachas, actúas como tu verdadero ser, quizás por eso se dice coloquialmente "te curaste". Pues bien, yo siempre que me curaba, vomitaba. Tripas, carnes, arroces, pastas... Todo devenía en vomito luego de curarme. ¿Acaso vomitaba para curarme? Quizás el vomito se curaba de mi. Su existencia era para ser regurgitado, así como mi habitar este mundo.
De la misma manera, hoy vomito estas palabras. Más bien, hoy me vomitan a mi mismo. Yo era el malestar que les impedia cumplir su misión de salir de mi boca, de mis dedos, de mis tecnologías. Yo soy un instrumento, instrumento del sin sentido.